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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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86 MARTí j CUBA POLíTICA Y REVOLUCIÓS 87<br />

mayor, refrene su impaciencia noble. Mándeme la dirección de Cuba a<br />

que, con disfraz suficiente y sólo para Vd. claro, pueda mandarle algún<br />

nombre más, y la dirección mia que hayan de poner a la3 comunicaciones.<br />

Que va adelante la tarea de allegamos la voluntad de los españoles.<br />

Que no maltrataremos, ni excluiremos, a los autonomistas que quieran<br />

venir a nuestro campo, y a quienes miramos ya, y hemos mirado, como<br />

3oldados de la independencia, mal aprovechados por unos cuantos po-<br />

líticos incompletos, desconocedores de las fuerzas prácticas y problemas<br />

verdaderos de la Isla, y más amigos de la autoridad fácil e intrigante<br />

que del sacrificio necesario. Que estos mismos políticos, aun cuando no<br />

puedan mudar de carácter, estarían y deben estar a nuestros ojos, lim-<br />

pios de pecado, hasta la reincidencia, con el mérito de decidirse, al fin,<br />

a declararse independientes. Que no procuramos, por pelear innecesa-<br />

riamente contra el anexionismo imposible, captarnos la antipatía del<br />

Norte; sino que tenemos la firme decisión de merecer, y solicitar, y ob-<br />

tener, su simpatía, sin la cual la independencia sería muy difícil de lo-<br />

grar, y muy difícil de mantener. Que de ningún modo queremos pro-<br />

mover, ni una guerra parcial de arriba, que deje sin representación su-<br />

ficiente a los elementos populares sin los cuales es imposible, ni en Cu-<br />

ba ni en parte alguna, la revolución,-ni una guerra parcial de abajo;<br />

que para hacerse de prosélitos, contraiga compromiso3 inmorales y fu-<br />

nestos con unas clases de la sociedad contra otras, y con las incultas<br />

contra las cultas. Que esto propalan pícaramente, de miedo a la revo-<br />

lución, los que desean hallar excusa a su inacción o cobardía, o temen,<br />

por no haberse significado a tiempo, quedarse sin parte bastante de au-<br />

toridad y gloria en una guerra que no han querido ayudar,-+ evitan,<br />

satisfechos con su gloria pasada, cumplir hoy con el deber que su re-<br />

putación y su historia les imponen;-pero que esas acusaciones,-que<br />

en su conciencia saben ser inmerecidas,- de demagogia, anarquista o<br />

negra,-10 mismo que la de los peligros de la revolución militar, de que<br />

es nue3tro Partido mentís vivo,-no son más que excusas que inspira cl<br />

miedo a tener que cumplir con su parte de deber en la revolución. Y<br />

sobre todo, Gerardo, acorráleme esa revolución hipócrita, a que acudi-<br />

rían en último extremo los políticos incompleto3 si les falla, como les<br />

está fallando, su tentativa despreciable e impotente de anexión, esa re-<br />

volución hipócrita, sin la verdad y fuerza revolucionarias suficientes pa-<br />

ra su triunfo, sin la cordialidad y moderación y equidad indispensables<br />

para mover la guerra y para ganarla,-y cuya hipocresía ya sabe Vd.<br />

que tiene en Las Villas el único jefe que en toda la Isla simpatizo de ve-<br />

ras acaso con revolución semejante. Predíqueme, sin ira, pecho a pecho,<br />

el peligro de entrar, a la loca y sin fin, en e9a revolución de última ho-<br />

ra, que no quieren ordenar los mismos que tienen decidido vakrse de<br />

eUa en lilrimo recurso, y no llevaria a la guerra más preparación<br />

que la presuntuosa e insuficiente del villareño a que aludimos,*-y no<br />

el país, generoso y pleno, que preparamos nosotros. Cérqueme e3e pe<br />

ligro, el peligro de que esta mala revolución, con el caudillo conocido,<br />

se nos coma Las Villas. Ni me lo irrite, ni se me le entregue. Alcele los<br />

obstáculos que on necesarios y justos, pero cariñosamente, y por el<br />

bien del pais, sin darle razón para que se dé por perseguido o excluido,<br />

puesto que no lo puede ser ni debe serlo, sino de modo que la entrada<br />

en nuestro campo le sea fácil luego, sin que tenga derecho para alzarse<br />

de él por el pretexto de enemistad o de mal trato. Este es punto princi-<br />

palísimo ¿e su misión; porque ya es grave hoy, y sus consecuencias, caso<br />

de ir mal atendido, serían mucho más graves mañana. Vd., por su-<br />

puesto, verá allá el jefe que tiene poca3 pace3 con éste, y ca3i tanto cré-<br />

dito como él, y le seguirá de cerca la3 pisadas.<br />

De persona3 iqué le diré ? Eso Vd. lo conoce mejor que yo. Puede<br />

decir que de Las Villa3 es de donde, personalmente, he recibido prueba3<br />

más numerosas de la preparación del espíritu público a la guerra.’ Hol-<br />

guín y Baracoa no están flojos por Oriente; pero prueba3 menudas, son<br />

mucha3 las que he tenido de La3 Villas. De Sagua sé menos, aunque<br />

Emilio Núñez, si Vd. lo vé allá, o yo lo veo aquí, nos dirá la verdad, y<br />

sé que en el ingenio de Rafael Alfonso hay un viejito muy útil y dis-<br />

puesto, y más gente del campo que él conoce. A Carrillo, por supues-<br />

to,-que no sabe de mi lo que pudiera y ha solido mostrárseme rea-<br />

cio,-digamele mi corazón y mis hechos, y mi viaje a Santo Domingo,<br />

y la disposición de Gómez. De Sancti Spírittw y Villa Clara, Vd. sabe<br />

más que yo. Pero. sí he de decirle de Cienfuegos. Creí al principio que<br />

alli sólo mostraba simpatía decisiva el elemento humilde de la pobla-<br />

ción, donde hay verdadero entusiasmo, aunque no sé si Federico Zayas,<br />

que tiene tienda cerca de C. (Cruces) y su influjo en Puerto Principe,<br />

e3 tan fervoroso como me lo pintan, ni si Luis Yero, que está en la3<br />

milicia3 y dice tener, y suele ‘enseñar, 200 rifles, es hombre de fiar y<br />

de tino, todo lo cual verá Vd.<br />

A Las Villas, a la dirección que Vd. me diga, le enviaré la lista co-<br />

rregida que quedó en traerme hoy Agapito Loza, joven excelente, ami-<br />

go de Rousseau, el que estaba en La Verdad, y cuyo nombre no saco<br />

8 Marcos García.

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