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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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454 MARTí / CUBA POLíTICA Y REVOLUCl~h 435<br />

encontrarme con el mensajero de los últimos arreglos. Aqui, desde que<br />

supe la disposición inmediata de Gómez, no me doy alcance a azuzar<br />

en lo real y a apagar en lo visible, a informar en la Isla el estado de<br />

espera, a avisar y tener pronta la gente del primer arranque. Nosotros<br />

tenemos poco que hablar: icómo le he agradecido sus últimas cartas!<br />

Ese es el Serafín que yo conozco, y a quien quiero tants: pero no nece-<br />

sitaremos, por fortuna, de ese tesón en una derrota inmerecida, puesto<br />

que parece que todo se junta a tiempo para arremeter con esperanza de<br />

triunfo. Lo que importa ahora es andar a paso de luz, y que cada diente<br />

encaje en su ranura. Creo que así va a ser. Por ahora, reciba esa nota<br />

de Gómez, y de por recibida la que la Delegación, por falta de momento,<br />

no le envía con ella. Va otra para Roloff, a quien me ha de conso-<br />

lar y mimar: porque está como sentido con nosotros. De mi viaje, ya se<br />

dice allá, y explico a Poyo por qué no creo que debe tenérsele secreto,<br />

sino tratar con afirmaciones vagas, de levantar a fe unida los espíritus,<br />

como prefacio a mi viaje rapidísimo y a sus naturales consecuencias.<br />

Que no se perciba de público m&s que nuestro contento resplandeciente,<br />

y la razón de fe. Que lo demás, sin paIabra nuestra, nazca de sí propio.<br />

VZase con Poyo, a quien pondré cable sobre mi ida, para que lo sepan<br />

allá los más intimos, y él determinará si debe o no decir mi llegada. En<br />

lo que insisto únicamente, para hacerlos pensar es en el temor de que la<br />

llegada secreta le dé al viaje cierto aire de oscuridad, o de vacilación.<br />

iY qué difícil, Serafin, en estos días, hacer lo que hay que hacer, y re-<br />

cabar lo que hay que recabar, sin decir nada sin embargo, que pueda<br />

revelar lo inmediato de nuestra acción!<br />

Callo, pues, con muy grande alegría, con pleno contento de las cartas<br />

y rapidez de Gómez, y con aquel misterio en el alma que precede a<br />

los grandes acontecimientos. Se siente más pu50, al acercarse al sacri-<br />

ficio. Besa la mano a esa fiel Pepa, y lo quiere mucho, y a Raimundo, su<br />

dr. Teodoro Pérez<br />

Teodoro muy querido:<br />

3<br />

A TEODORO PEREZ<br />

MARTí<br />

Diciembre 9 de <strong>1893</strong><br />

Ese hijo que le acaba de nacer no es cosa de que lo salude yo por<br />

carta: ese es el Bautista, Teodoro: ya parece que asoma la libertad cu-<br />

baria. Mucho ha padecido su amigo: ique encendíamos la hoguera, y<br />

luego dejábamos morir sobre ella a nuestros hermanos?: ique era la<br />

bota, y lo queríamos ver?: ique podía más en el hombre lo bajo que<br />

lo grande?: y en estos días nace BU hijo, a decirme, porque M nuevas<br />

me vienen con las de su nacimiento, que, entre nosotros, lo grande ha<br />

triunfado. Que se sienta, y no se vea: pero ya estamos en wa, y<br />

todo esa fe, y todo nuestro amor por Cuba, es lo que yo, de propia per.<br />

sona, voy a llevar a la cuna de su hijo.-Que no es sólo de Vd. jno nos<br />

hemos querido como hermanos, y mostrado que lo éramos, cuando él<br />

eataba ya en el camino del mundo?<br />

Voy, pues, por viaje próximo, y allí hablaremos, en mi cortisima es-<br />

tancia. de las cosas menudas. Barrios si puede, quédese en Ib Habana.<br />

Aguardo de allí, de cerca de él, carta importante. El no ba excitado sos.<br />

pechas. Ahora empieza a ser más necesario. La carta que viene por<br />

61 es un nuevo peligro; pero me hallo preparado. Acabo, pues, para es-<br />

cribir a gente más ceremoniosa. Tocan danzas en la casa mientras es-<br />

cribo, y me molesta: iquién tiene derecho todavía a tocar danzas? No<br />

será esa a la larga nuestra música. A lo inenos, otra tiene en el alma su<br />

Sr. Rogelio Castillo<br />

4<br />

A ROGELIO CASTILLO<br />

JOSÉ MARTÍ<br />

Diciembre 9 de <strong>1893</strong><br />

Mi querido Rogelio:<br />

Habré parecido a Vd. descuidado. No ha sido descuido, sino angustia,<br />

y un abatimiento-por fortuna ya pasado-que Vd. mejor que nadie debe<br />

comprender, porque fue el del que, por falta de medida y ésta oportu-<br />

na, ve que pierde su ejército la batalla ganada, y se aleja, o se pierde tal<br />

vez la libertad del país. Ese dolor me atravesaba como un puñal. Dígame<br />

.sincero, y hombre que vive o muere de su idea, y que cuando la ve<br />

por lo alto puede mover un pueblo; y si la ve comprometida no sabe alzar<br />

la pluma, ni conserva la justa atención a las cosas del mundo. Pero el<br />

miedo, Rogelio, fue en vano, según verá por la nota adjunta del General,

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