Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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MARTí / CUBA<br />
la justicia y cariño con que se juntan en él los elementos diversos del<br />
pueblo de Cuba,-ni el alma religiosa en que se confunden, con renovado<br />
impetu, todas las emigraciones,-ni el aplauso de la Isla al orden revo-<br />
lucionario que se le hace ver,-ni la economía que permite, en una hora<br />
de crisis, hacer cuanto ha de hacerse, sin que se pierda una sola hora,<br />
ni se detenga una sola rueda. iA la patria libre! 1Al remedio único y<br />
definitivo i La pobreza actual es una obligación mayor, ea una prueba<br />
más de la necesidad de andar de prisa, y de acabar de una vez. Se cae<br />
la casa del destierro. El Partido Revolucionario, aunque el clamor de<br />
los suyos le despedace el corazón, no se quedará cobarde donde no hay<br />
remedio para ellos, ni se pondrá a curar con dedadas de caldo la agonía,<br />
ni faltará por el aturdimiento de una hora al deber solemne y superior<br />
dl e porvenir:-él irá, como buen padre, a buscar para sus hijos, en los<br />
dientes de la misma muerte, una casa de donde no tenga que echarlos<br />
la miseria.<br />
2<br />
POBREZA Y PATRIA<br />
De tiempo atrás venía elaborándose en los Estados Unidos la crisis<br />
que estalla hoy por todas’ partes. El país, levantado en gran parte sobre<br />
el crédito, ni sabe cuánto tendrá que pagar por la moneda con que ha<br />
de cubrir sus obligaciones, ni cuánto ha de cobrar al consumidor por<br />
artículos cuyo precio depende de la tarifa que está ahora al mudarse,<br />
ni si le será posible fabricar con provecho en las condiciones que cree<br />
la nueva tarifa. Ni tiene el Norte donde colocar la suma enorme de<br />
productos que elabora; ni los puede elaborar al precio bajo y plazos<br />
cómodos de otros países; ni osa el dinero venir al auxilio de industrias<br />
repletas a cuyas labores no se ve salida. El crédito es un descuento sobre<br />
el porvenir y el porvenir, por la inseguridad del valor de la plata, por<br />
el desconocimiento de la tarifa que está al componerse, y por el hecho<br />
fatal y dominante del exceso de la producción del país sobre sus ventas,<br />
--es tan confuso o amenazador que ha cesado justamente la confianza<br />
en 61. El acreedor espantado exige su anticipo al deudor que no halla<br />
con qué pagarle, en el mercado sin confianza y sin tipo seguro de<br />
monedas. Ni el manufacturero puede fiar, ni el comerciante se atreve a<br />
comprar. Las industrias todas se paralizan, yt sobre todo, las industriaa<br />
muebles. La industria del tabaco, ya lastimada, por el exceso de pro-<br />
POLíTICA Y REVOLUCIÓN 371<br />
ducción y el derecho alto de las capus, ha sido de las primeras en<br />
sufrir.-1Y es ya largo el sufrimiento, y el Norte es áspero y triste!<br />
Key West, el centro mayor de la elaboración, aguarda, con sacrificioa<br />
grandes, la hora inevitable y cercena en que el consumo de los depósitos<br />
actuales obligue a los compradores a hacer pedidos nuevos. Tampa, que<br />
vive toda de la industria, se alcanza apenas con lo poco que elabora.<br />
Cuanto vive del tabaco padece. New York cierra sus fábricas o las tiene<br />
a medio cerrar. Los corazones generosos, bien vivan entre las hojas<br />
del tabaco o fuera de ellas, sangran de lo que ven. Unos se agitan<br />
impacientes, y otros consuelan callados.<br />
Pensaron en esta situación ‘algunos antillanos de alma buena, que<br />
convendría citar a reunión pública a los obreros, a fin de ir hallando<br />
modos de evitar la pobreza extrema: y convidaron a una junta próxima.<br />
Pero Patria recibe hoy para su inserción un documento que honra a la<br />
par la caridad y el patriotismo de sus firmantes. Desisten de la convo-<br />
catoria, porque no quieren que el enemigo vigilante, azuzando y apro-<br />
vechando las manifestaciones de una pobreza que jamás llegará a gu<br />
extremo sin alivio, utilice este acto público de prudencia como prueba<br />
de la incapacidad de las emigraciones a que la patria confiada &elve<br />
hoy los ojos; de quienes eapera la patria, con razón, su independencia.<br />
iPorque todo puede cejar o atropellarse; pero la santa guerra sigue su<br />
camino, sin que le lleguen al calcañal las manos criminales gue quisieran<br />
atajarla desde la sombra ! Los cubanos de todas partes la mandan hacer,<br />
y no los de una sola parte. El trabajo es de todos, y el compromiso ea<br />
con todos. La guerra viene de Key West y de Bolivia, de les cubanos<br />
del taller y de los del bufete, de loa que se cansan ya del Norte inseguro<br />
v de los que viven allá al Sur, en las tierras amigas. La guerra no se<br />
afloja, ni se deja vocear. Estamos en lo sublime, estamos hasta la cintura<br />
en lo sublime; y no hay policía, descarada o disimulada, que distraiga<br />
de su paso firme y cauteloso a la grmrra que se ha medido, y que se<br />
basta. No hay conflicto entre el patriotismo y la pobrera,Tel conflicto<br />
que España, que tiene mil manos, espolea y promueve. Al pobre, nadie<br />
lo angustia. Y si algún bribón le dice que, por ser pobre, ha dejado<br />
de amar la libertad, que por perder el asiento en la tabaquería ha perdido<br />
su amor de hermano al hombre, y el deseo de buscarle en tierra propia<br />
una casa feliz, y el dolor de la vergüenza de sus compatriotas oprimidos,<br />
y todo lo que hace la limpieza y dignidad del ser humano, el tabaquero<br />
sin asiento clavará de un revés contra la pared a quien crea que por<br />
haber perdido su jornal ha perdido la honra. iTabaquero, bandidos,