Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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120 MARTÍ / CUBA<br />
Sr. Serafin Sánchez<br />
Mi muy querido Serafín:<br />
2<br />
A SERAFIN SANCHEZ<br />
Agwto 18 de [<strong>1892</strong>]<br />
No tengo sus juiciosas cbrtas delante, en este rincón de Newport,<br />
adonde he venido a recostar la médula, ponerme en paz con mi correspondencia,<br />
y reformar,-con la experiencia de mis últimas CO<strong>II</strong>W~O(Lciones<br />
con gente de Cuba, y el riesgo que acabamos de correr en las<br />
relaciones con este país,-los manifiestos al Norte, que deben seguir al<br />
nuestro al país, y el del psis, al que quiero que preceda la carta del<br />
banquete, que aún, con gran pena mía, no me ha enviado Fernando.<br />
Esta demora ha trastornado mi plan de publicaciones en Patria, y dificultado<br />
un tanto, por ir con viso y argumento menor, las comisiones.<br />
iQue qué deberes me hallé al venir? Los españoles en gran acecho;<br />
los espafioles de Cuba, que andan por acá, atentos y curiosos;-los<br />
anexionistas, con el pretexto del rumor expedicionario, hechos un pan<br />
con los autonomistas, que andan por acá merodeando;--la posibilidad<br />
de hacernos de amigos poderosos en la alta política del psis;-la poca<br />
amistad del Gobierno actual de Washington, en instantes en que parecia<br />
posible una reclamación, *-la dificultad, aun no vencida en cierta parte,<br />
de enviar a Cuba comisiones realea e idóneas;-la conveniencia de utilizar<br />
a las personas de paso, todavio no maduras para cosa mayor, a fin<br />
de que lleven a la Isla la prueba de nuestra ‘acción moderada, que adelanta<br />
sin ellos, y el mentís de la fama de invasores y defraudadores en<br />
que de Cuba se nos quiere mantener, con la ayuda alevosa de los pocos<br />
malignos que por aquí aborrecen la revolución.-Y aunque los pies me<br />
arden, y he de salir por fin dentro de diez o doce días, he querido dejar<br />
detrás de mí-las comisiones en operación, la persecución obviada, las<br />
fuentes de relación con la alta política abiertas, las emigraciones en la<br />
mejor marcha posible, los manifiestos a Cuba y al Norte fuera de la<br />
prensa, y la mayor suma de influjo indirecto en Cuba por la propaganda,<br />
indirecta también, cerca de los visitantes;-omitiendo, por supuesto,<br />
hacerla con quien hubiera podido tenerla por solicitud o debilidad.-Aquí<br />
me vine, a este rincón de mar, a componerme, como le digo, el espinazo,<br />
POLíTICA Y REVOLUCIÓN 121<br />
trabajando sin tanta conversación como en New York.-a recoger los<br />
Iíltimos hilos de todos esos trabajos,-y luego, por el primer vapor, antes<br />
de fin de mes, a Santo Domingo.<br />
Leo y peso cuanto Vd. me dice, y viene muy a hora todo lo que se<br />
refiere a Gómez. En este instante de desorden en la Isla,--sin trama<br />
de ningún modo bastante, ni confianza general aún, para echarla a la<br />
guerra, pudiera ser que, en vez de añadir causa de recelo a los españoles<br />
y de esperanza excesiva a los -pocos cubanos definitivamente decididos,<br />
debamos extender con gran energía callada la organizacióri, sin<br />
exponernos a que nos saquen a la obra antes de que ni adentro ni afuera<br />
tengamos fuerza para ella. Mi convicción es que, con el estado actual<br />
de la Isla, si consiguiésemos en seis meses, agitados por una propaganda<br />
recia y graduada en el país, los medios suficientes para la guerra, podíamos<br />
intentarla con éxito,-podíamos vencer, por fin. Lo siento en la<br />
médula de mis huesos. iCuál es mi objeto? Guiar nuestra política, con<br />
energía y sin ostentación, de modo que por el resultado natural y pronto<br />
de ella, entre los cubanos y los que no lo son, reunamos los recursos de<br />
la guerra antes de que nos la puedan copar los españoles. Iremos graduando<br />
presencias y ausencias, de modo que ayuden a este fin, sin comprometérnoslo.<br />
De Gómez, de quien sólo grandezas espero, hablaré con<br />
él mismo, a ver cómo se ajusta su situación a la conveniencia pública,<br />
y cómo se organiza sin demora y sin alarma.-A lo; fondos reales nos<br />
tenemos que ajustar, sin caer en la dificultad de intentar lo que nos<br />
tenga después de limosneros, salvando así. el primer escollo, que sería<br />
el no inspirar respeto, por la excesiva dependencia, a aquellos de cuya<br />
ayuda tenemos que depender en toda nuestra obra. Esta es tarea sutil,<br />
en la que hay que comerse los nudos de impaciencia; pero se va más<br />
lejos con un poco de economía digna y forzosa.<br />
Mejor es ponernos en condiciones que nos ofrezcan,-que mostrar,<br />
acelerando gastos cuantiosos, la penuria de que nos han de salvar los<br />
mismos que la harán mayor en cuanto crean que los necesitamos para<br />
salvarnos de ella. Y en cuanto hayamos salvado este primer paso, y<br />
podamos movernos con desahogo,-haremos lo que no debemos aun<br />
intentar hoy.-A los poderosos, Serafín, les tocaremos la puerta; pero<br />
la amenaza de guerra cercana no basta, como no le bastó a Gómez cuando<br />
tuvo a su alrededor todos los elementos de guerra visibles. Y pronto les<br />
tocaremos a las puertas; pero aún estamos viendo, con verdadera difi-<br />
cultad, cómo le buscamos a cada uno el llamador que le pueda hacer<br />
responder.-Vd., por ahora, quédeseme allí, inspirando con su determi-