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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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96 MARTí / CUBA<br />

$ición insuficiente y vocinglera,-sólo puede ocurrir, en verdad, a un<br />

buscapárrafos callejero de la prensa noticiosa, o a los agentes que Espa-<br />

ña tiene a sueldo para levantamos dificultades por el mundo, o a los<br />

cubanos culpables, en las cosas de la patria, de ceguera voluntaria o de<br />

candor supino.-Para la patria nos levantamos. Es un crimen levan-<br />

tarse sobre ella.<br />

ANTE LA TUMHA DEL PADRE VARELA<br />

2<br />

Escribe de San Agustín a un amigo de Patria uno de los pocos y ex-<br />

celentes cubanos que han levantado un hogar próspero en la ciudad de<br />

San Agustín, ensangrentada hace tres siglos por el frenetico y terrible<br />

Menéndez, y venerada hoy para el cubano, porque allí están, en la ca-<br />

pilla a medio caerse, los restos de aquel patriota entero, que cuando vio<br />

incompatible el gobierno de España con el carácter y las necesidades<br />

criollas, dijo sin miedo lo que vio, y vino a morir cerca de Cuba, tan<br />

cerca de Cuba como pudo, sin alocarse o apresurarse, ni confundir el<br />

justo respeto a un pueblo de instituciones libres con la necesidad injus-<br />

tificable de agregarse al pueblo extraño y distinto que no posee sino<br />

lo mismo que con nuestro esfuerzo y nuestra calidad probada podemos<br />

llegar a poseer: los restos del Padre Varela.<br />

“Han llegado, querido Comandante-dice la carta-y se han ido con<br />

nuestro corazón. En la mesa de trabajar nos sorprendieron, y todo lo<br />

dejamos gustosísimos, este puñado de compatriotas que aquí somos, pa-<br />

ra demostrar al querido Martí y a sus compa!ieros el entusiasmo con<br />

que desde aquí seguimos su obra de resurrección. Me conmovió, Co-<br />

mandante, al ‘preguntarles dónde querían ir, oírles decir: “Ante-s que<br />

todo, a la tumba del Padre Varela”: y allí fuimos, bajo el sol abrasador:<br />

la visita se la contaré con la palabra de uno de nosotros que no sabe<br />

mucho de letras, y dijo que le parecía que estaba vivo el Padre. El do-<br />

mingo fue entero para la patria, primero en el almuerzo de casa de<br />

Marín, que con todo su patriotismo estaba menos satisfecho que su es-<br />

posa, que es norteamericana; luego recibieron los huéspedes la visita<br />

de la comisión de recolecta para el monumento del Padre Varela, que<br />

habló largo con los visitantes, y dejó en sus manos el plan de procurar<br />

más sumas para el monumento y perfeccionar el proyecto de él; después<br />

hubo conversaciones de trascendencia, con la prensa y la medula de<br />

I'OLiTICi Y REVOLUCIÓN 97<br />

esta ciudad, cuyo senador propuesto se sentó a la mesa de los visitan-<br />

tes; y luego, en un abrir y cerrar de ojos, oyéndole a Martí la historia<br />

de lo hecho y la urgencia de lo que hay que hacer, levantamos, con to-<br />

dos los cubanos que somos aquí, el club “Padre Varela”: .Marîn lo pre-<br />

side, y Hardoy es el secretario; ustedes nos ganaran allá en número,<br />

pero a cumplir con nuestro deber, no van a ganamos: porque aquí es-<br />

tamos de guardia, velando los huesos del santo cubano, y no le hemos<br />

de deshonrar el nombre. Muy contentos hemos estado, contentos como<br />

pocas veces en la vida, con la visita de estos patriotas puros; pero ade-<br />

mas les estamos agradecidos, porque se han captado el respeto de to-<br />

das las personas de valer de la ciudad que los pudieron tratar, y el<br />

nombre cubano, que no está aquí desacreditado, ha tenido con esta vi-<br />

sita poder bastante para despertar entusiasmo y arrancar ofrecimien-<br />

tos espontáneos a los hombres del país que le pueden ser útil, y que ha-<br />

blan hoy de los visitantes y de Cuba con un respeto que nos es muy<br />

agradable oir. Yo sí creo, Comandante, que han vuelto los tiempos<br />

grandes”.

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