Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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LA CRISIS Y EL PARTIDO REVOLUCIONARIO CUBANO<br />
1<br />
Las casas que se levantan sobre puntales de papel, se vienen abajo<br />
en cuanto sopla un viento pasajero: el viento, vencido, azota en vano<br />
la casa que se levantó, como los arboles, sobre largas raíces. El pródigo<br />
que cuenta con el azar y vive a la loca, desaparece deshonrado o befado,<br />
en cuanto baja la espuma que lo cargaba por el mundo: el previsor,<br />
que gasta en lo necesario y niega a los pícaros la bolsa, que no reparte<br />
entre timadores el sudor del trabajo virtuoso, ése mide de antemano la<br />
ola y el vendaval, y pone a la patria por sobre su cabeza, donde no se<br />
la alcance el vaivén de la marejada, ni la aturda la alarma de los hombres.<br />
Es la patria lo que se lleva por sobre la cabeza; es la esperanza de<br />
toda la vida; es el clima feliz y el pueblo de generosidad donde el amor<br />
de la tierra, y la firmeza del suelo nativo, y la abundancia del corazón<br />
criollo consuelen y remedien las desigualdades de la fortuna, que en la<br />
soledad de ìa tierra extraíía de tal manera afligen y perturban que la<br />
casa amenazada, envuelta en la nube sombría, no ve por encima, con su<br />
luz nueva e invencible, el sol del porvenir. Los que están en el taller del<br />
sol, no tienen miedo a la nube. Mientras más sea la agonía en la tierra<br />
extranjera, más se ha de trabajar por conquistar, pronto, la tierra propia.<br />
El Norte ha sido injusto y codicioso; ha pensado más en asegurar a<br />
unos pocos la fortuna que en crear un pueblo para el bien de todos; ha<br />
mudado a la tierra nueva americana los odios todos y todos los problemas<br />
de las antiguas monarquías: aquí no calma ni equilibra al hombre el<br />
misterioso respeto a la tierra en que nació, a la leyenda cruenta del país,<br />
que en los brazos de sus héroes y en las llamas de su gloria funde al<br />
iin a los bandos que se lo disputan y asesinan: del Norte, como de tierra<br />
extranjera, saldrán en la hora del espanto sus propios hijos. En el Norte<br />
uo hay amparo ni raíz. En el Norte se agravan los problemas, y no