Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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372 MARTi / CUBA<br />
fue el indio Benito Juárez, que echó un imperio al mar, y supo desafiar<br />
la pobreza con h onor, y reconquistó y aseguró la independencia de<br />
su tierra!<br />
Dice así el documento de los antillanos nobles:<br />
A LOS CUBANOS Y PUERTORRIQUEAOS<br />
RESIDENTES EN NEW YORK<br />
Los abajo firmados, participando de la alarma justa de las industrias<br />
todas en el pánico actual de los Estados Unidos, crefmos de nuestro<br />
deber, para evitar males imprevistos, congregar a los antillanos de New<br />
York a un mitin en que se tratase de afrontar la pobreza que pudiese<br />
caer sobre nuestros hogares. Pero el estudio más intimo de la situación,<br />
las precauciones ya intentadas contra ella y que no conocíamos y el<br />
provecho que los enemigos astutos de la patria han pretendido sacar del<br />
mitin con el simple anuncio de él, nos hacen desistir de la convocatoria.<br />
Nuestros pobres no serán desatendidos; ni los enemigos de nuestra<br />
libertad podrán valerse de un hecho local, de un hecho de simple humanidad<br />
y cordura, para presentarlo, ante la Patria, en estos días de espera,<br />
como prueba de nuestra incapacidad para contribuir a su independencia.<br />
Bastó el anuncio del mitin, nacido de lo más puro de nuestro coraxón,<br />
para que las agencias vigilantes de Espaúa empezasen a sacar partido<br />
de él, a fin de usarlo en Cuba y Puerto Rico como muestra de la desolación<br />
y desorden de los emigrados de quienes esperan auxilio. No<br />
podemos prestamos a semejante habilidad. Pobres estamos, y más pobres<br />
podremos estar, pero hallaremos manera de aliviar nuestras casas sin<br />
que se use de esta amargura para quitar a aquellos pueblos oprimidos<br />
la fe que con justicia tienen en nosotros. Nunca hemos sentido más la<br />
necesidad de la Patria que en estos instantes en que vemos cuán frágil<br />
es el suelo extraño bajo nuestros pies.<br />
De ningún modo daremos con nuestros actos derecho al enemigo<br />
para que, en los momentos en que las islas oprimidas lo aguardan todo<br />
de la emigración, se le presente a la emigración como incapaz para la<br />
salvación que de ella se aguarda.<br />
Y nuestra decisión, al desistir de la convocatoria, es tanto más fundada<br />
cuanto que heme. Q adquirido la certidumbre de que si la agonía<br />
Uega a entrar en nuestras casas, no faltará techo al expulso ni amparo<br />
al desvalido. Las Antillas serán libres y nuestros pobres de New York<br />
serán auxiliados por sus hermanos de todos rangos y matices.<br />
New York, agosto 22 de <strong>1893</strong>.<br />
GABRIEL P. LÓPEZ-F. G. MARÍN.-FEDERICO PA-<br />
CHECO.-F. J. PRIETO.-NARCISO GABCiA.-SILVESTRE<br />
BBESMAN.-S. PIVALÓ .-ISIDORO APODACA.-ANTONIO<br />
MOLINA.-ROSENDO RODRíGUEZ.-ARTURO SCHUMBURG<br />
POLíTICA Y REVOLUCIóN 373<br />
3<br />
OTRO CUERPO DE CONSEJO<br />
Sin lisonja, sin solicitud, sin llamamiento exaltado al patriotismo,<br />
sin el reparto inmoral de la autoridad vanidosa, sin más móvil que el<br />
voluntario de la fe sensata en los métodos de amor, energía y prudencia<br />
del Partido Revolucionario Cubano, se han ido creando, con la fuerxa<br />
de lo que nace de sí mismo, los Cuerpos de Consejo, o asambleas locales<br />
de los Clubs por donde el Partido Revolucionario Cubano, funge en<br />
armonía y mutuos respetos durante esta época de preparación, y deja<br />
sentadas para mañana las costumbres de autoridad local dentro de la<br />
obra común, que asegurarán a la guerra el auxilio continuo, y libre de<br />
querellas, de las emigraciones. Ni una carta se ha escrito, ni una súplica<br />
se ha hecho, ni un encargo expreso o disimulado, para crear, no ya un<br />
Cuerpo de Consejo, sino un solo club; todo lo que existe es hijo de la razón<br />
libre de los cubanos escarmentados y observadores: todo es espontáneo.<br />
Y más que en ninguna parte ha sido el Partido Revolucionario<br />
Cubano cuidadoso de esta libertad local en los países de América, donde<br />
por los compromisos oficiales del gobierno, o por olvido piadoso y extemporáneo<br />
de la mala obra de España en nuestro continente, pudiera la<br />
actividad cubana, en los límites breves de un pueblo menor, parecer<br />
ingratitud o intrusión a los países que han abierto a los cubanos los<br />
brazos, y cuya alma real, sea cualquiera el parecer, es de todos modos<br />
nuestra. El mejor modo de hacerse servir, es hacerse respetar. Cuba no<br />
anda de pedigüeña por el mundo: anda de hermana, y obra con la autoridad<br />
de tal. Al salvarse, salva. Nuestra América no le fallará, porque<br />
ella no falla a América. Pero la sustancia no ha de sacrificarse a la<br />
forma, ni es buen modo de querer a los pueblos americanos crearles<br />
conflictos, aunque de pura apariencia y verba, con su vieja dueña España,<br />
que los anda adulando con literaturas y cintas, y pidiéndoles, bajo la<br />
cubierta de academias felinas y antológías de pelucón, la limosna de<br />
que le dejen esclavas a las dos tierras de Cuba y Puerto Rico, que son,<br />
precisamente, indispensables para la seguridad, independencia y carácter<br />
definitivo de la familia hispanoamericana en el continente, donde los<br />
vecinos de habla inglesa codician la clave de las Antillas para cerrar en<br />
ellas todo el Norte por el istmo, y apretar luego con todo este peso por<br />
cl Sur. Si quiere libertad nuestra América, ayude a hacer libres a Cuba<br />
y Puerto Rico. Pero ia qué hablar a nuestra propia familia de interés?:<br />
por el clamor de su corazón ama ella y ayuda a los cubanos, y porque<br />
el pueblo libre de América que censurase hoy a las Antillas su voluntad