Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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208 MARTí / CUBA<br />
Partido debía unir, y ha unido. El bosquejó el estado revolucionario de<br />
la Isla, susceptible aún de mayor ordenación, pero de ningún modo nece-<br />
sitado de que se le importe de las emigraciones decoro o energía. El<br />
pintó la premura, la unanimidad, el júbilo con que, al verse juntos y<br />
capaces, y ver como en la isla se les oye, se pusieron al sacrificio, una<br />
vez mas, los emigrados de tcdo empleo y distingo, bien el que aún no<br />
realiza todo el vuelo del país, a pesar de haber sangrado gloriosamente<br />
en el campo cuando él, bien los que por viveza de la dignidad o de la<br />
compasión aspiran de buena fe a un cambio pleno e inmediato en la<br />
constitución social de las repúblicas. El, con aplauso de los ricos, tuvo<br />
palabras de ardiente defensa para los cubanos a quienes el estudio pre-<br />
cipitado o incompleto de las condiciones industriales de la isla, y de<br />
la relación intima y decisiva entre la buena política y la economía justa,<br />
no ha mermado en un ápice la facultad sublime de padecer por el<br />
hombre y aspirar a su mejora, que es la raiz del dogma de la inde-<br />
pendencia, y la fuerza, ya incontrastable, del Partido Revolucionario<br />
Cubano.<br />
Pero acaso no tuvo el discurso del Delegado patte escuchada con<br />
más anhelo, ni más piadosa y viril, que aquella en que, sin ofender a Ios<br />
que sólo por la propia conservación aparentarán seguir el consejo de<br />
la sumisión inacabable, analizó la insuficiencia de la propaganda auto-<br />
nomista, aun cuando llevase mayor& enteras a cortes sordas, aun cuan-<br />
do acudiese con mayoría irlandesa a vicios inmutables y a intereses<br />
opuestos, para hacer desaparecer el conflicto creciente entre el carácter<br />
despótico, lento y rudimentario de la nación y política españolas, y el<br />
carácter capaz, liberal, e industrioso de la isla de Cuba; el conflicto<br />
entre los intereses de una metrópoli cuyos protagonistas famélicos, y<br />
sobra de clases desocupadas sin remedio visible, ven en Cuba la única<br />
fuente de rentas y empleos, y los intereses de una colonia que sólo<br />
necesita de emanciparse de este abuso para desplegar en una naturaleza<br />
maravillosa la inteligencia probada y extraordinaria de sus hijos. Larga<br />
y profunda aclamación acogió aquella prueba plena, sin ira y sin disfraz,<br />
de la incapacidad total de la propaganda autonomista para mudar las<br />
leyes de la naturaleza, y el carácter acumulado de los pueblos; de la<br />
incapacidad de una ley ofensiva de elecciones, que sólo cambiaría, y<br />
como favor, el modo de pedir, para obtener un sistema de gobierno<br />
a que se oponen la ignorancia, la preocupación, los intereses y los vicios,<br />
hoy gobernantes, del pueblo elemental que habría de concederlo: “Las<br />
formas sólo son viables, aun incompletas, cuando nacen de la realidad<br />
TOLíTICA Y REVOLUCIóh 209<br />
c que se han de acomodar; si los remedios han de tomar para su pre-<br />
paración más tiempo del que la enfermedad necesita para la muerte:<br />
ia qué el remedio ?“-Y así, en razón plena, con rarc junto de los<br />
consejos de la dignidad y los del juicio, adelantó hasta sus conclusiones<br />
vigorosas el discurso del Delegado. La salud parecia crecerle a medida<br />
que iba siendo el esfuerzo mayor; y cusndo la sala exaltada recihia cn<br />
sus brazos al narrador de la virtud de las emigraciones, al analizador<br />
imparcial y cariñoso de los peligros y de los recursos de su pueblo, al<br />
revolucionario sin miedo y sin odio, se venían las fuentes nuevas de vida<br />
que a la patria se acababan de abrir, y no se han de cegar, y parecían<br />
resonar por el espacio las primeras palabras: “iTodavia ha de alcanzarme<br />
la vida para tenderme al lado de los que murieron por conquistar mi<br />
libertad!”<br />
2<br />
i CUBA, ES ESTA !<br />
De los rincones más escondidos de nuestro país, de la mesa arrepen-<br />
tida del cubano que creyó sinceramente en la conversión innatural del<br />
carácter español, del destierro lujoso de Francia, de la aldea olvidada<br />
andaluza, de las márgenes más lejanas de América recibe un día tras<br />
otro el Partido Revolucionario adhesiones que en su ardiente lenguaje<br />
prueban, sobre la capacidad cubana para la unión espontánea en la<br />
verdad, la energía del sentimiento de independencia, único sincero en<br />
los corazones criollos; pero ninguna adhesión nos ha conmovido tanto<br />
como la que nos viene hoy, por labios de los leales herederos, del fondo<br />
de una histórica tumba. Cuba no es, no fue nunca Cuba, la que sube<br />
solícita, después de la bofetada, las escaleras que llevan, de sable en<br />
sable, a la mesa donde ha firmado tanta sentencia de muerte de cubano<br />
ei abofeteador: Cuba fue, y volverá a ser, el presidente de la barba<br />
blanca que subía a pie, con su humilde cayado, el farallón que lo lIevaba<br />
al bohío libre del general de la república. Cuba no es la contentadiza<br />
cómplice del gobierno de corrupción que traspasa y pudre lo que le<br />
queda allá en la tierra de carácter del país, con la política mendaz que<br />
sólo vive por el pretexto que tienen con ella para la inacción, 0 la acción<br />
nula y pueril, los cubanos cobardes: Cuba es el clamor de gratitud con<br />
que los cubanos dispersos por la tierra entera, acuden, como soldados a<br />
la lista, a escribir sus nombres en el nuevo esfuerzo ordenado y generoso,