Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Agnes lude con el índice los relieves del número de mi habitación. Yo le pregunto<br />
esa primera vez. “¿Deseas pasar a probar una barra de chocolate? Tengo muchas en mi<br />
equipaje”. Ella responde con otra pregunta. “¿Qué hora es?”. Mi reloj marca las 12 de la<br />
noche. Sonrío nervioso y añado. “Me estoy perdiendo en la traducción, preciosa. ¿Por qué<br />
un hombre de mi inteligencia no se molesta por saber la verdad? ¡Finalmente, no van sonar<br />
las sirenas por lo que podamos hacer!”. No estoy haciendo un chiste, estoy sediento de<br />
amor. Ella dice. “¡Esa es buena! ¡Eres muy simpático, me gustas mucho....pero...me doy<br />
cuenta que en los círculos de galardonados eres considerado un dikh!”. La llave electrónica<br />
autoriza la entrada al cuarto. “¡Las damas primero!”. Advierto en otro tono, el inapropiado<br />
acento me hizo escuchar dick. Ella sonríe amable y añade. “No, cuando la luna desciende a<br />
los infiernos”.<br />
La gente se mueve aprisa en la calle de Västerlånggatan, la arteria comercial que ha<br />
puesto tienda hasta donde se ve el telón de fondo: la humedad de las pinceladas de<br />
Veermer. No puedo distinguir sus caras en el movimiento. No los escucho hablar, aunque<br />
mueven los labios y se reacomodan por grupos, pero parece que por un momento todos<br />
fijan la atención en mí. Yo me siento totalmente ajeno a la experiencia. Giro en redondo y<br />
cierro los dados en un punto conocido.<br />
Agnes me sigue mirando y continúa sonriendo.<br />
“¿Acaso debo usar mis puntos para poner una recompensa?”. Pregunto.<br />
“Nej, ingen”. No, no es Agnes.<br />
“Perdón, no estoy seguro de haberla entendido, señora”<br />
“Nadie lo ha tocado”. La extraña reclama, agita ambas manos por encima de mi<br />
dolor de cabeza. “¡Nadie quiere algo de usted!”<br />
108