RIGOR MORTIS

alto de una estantería de un cuarto infantil, llena de polvo, olvidada y teniendo que soportar
ver desde arriba la rutina de una familia media, cuando puede seguir allí, en la portada,
sintiéndose un sueño hecho verdad, el final de esa persecución por el amor verdadero, el
ágape, pero no habla porque tiene los dientes chuecos.
Ruben Montiel tiene cuarenta años.
Todos los sobornos habían sido bien dispuestos. La puerta de servicio mantenía el cerrojo
abierto. La llave del elevador era una perfecta copia. Ningún obstáculo se interpuso en su
camino ilícito.
Ruben da largas zancadas en la obscuridad de la Suite. Repentinamente, escucha una
puerta cerrarse en el fondo del corredor. Hace pausa, continua. El mapa a su servicio era tan
preciso, que no toca nada en su trayecto a la recámara principal.
El hombre, convertido en anciano, duerme en el centro de la enorme cama. Como
antes fue informado, el anciano moría.
muy azules.
Ruben cierra la puerta detrás suyo. El viejo abre los ojos y lo mira. Sus ojos son
-Nunca hay dinero suficiente para comprar el silencio, muchacho. Tú puedes
comprar tu entrada a mi habitación, pero no puedes comprarles su discreción. Recuerda,
siempre hay una boca más hambrienta que otra en la cadena alimenticia.
mokusatsu
Ruben sonríe y se acerca a la cama.
-No soy un ladrón.
-Por supuesto que no, hijo
-Yo pude haber negociado con usted en primera instancia, pero estaba seguro de su
65