RIGOR MORTIS

Podemos derrumbar un templo griego mascando chicle o haciendo ruido o cambiando de
lugar algunas letras. Surgat no es anagrama de grutas, sino un demonio un tanto
insignificante dentro de la jerarquía descendiente que va de Lucifer hasta Sargatanas y
responsable de abrir todas las cerraduras imaginadas. Ruben lo invoca en la celda de la
obediencia, recurriendo a los versos en el Grimorium Verum y dibujando el pentagrama de
Agrippa con la sangre de Náutica en el piso. El no reflexiona mucho en lo que hace...va y
viene mojando el dedo en la hemorragia de la mujer envuelta con papel periódico...repite la
operación con mayor dificultad la siguiente vez porque toca turno en la fila de las moscas...
bebe el vaso caliente de la ira...coloca una vela en cada punta de la estrella pagana...se rasca
la cabeza ante tanta obstinación luminosa, pero acaba el dibujo con la certidumbre que toda
casa en las filipinas tiene una buena dotación de velas...besa los labios de su amada y su
beso tiene gusto a labios de una herida, más no reflexiona mucho en lo que hace. Lleva a
cabo la invocación y punto.
Surgat aparece por un vidrio roto, llega con los olores penetrantes del tártaro y la
celebración de dos mariposas de alas negras. El vendedor de aguardiente no duda de la
infinita belleza de estos seres, la visión terrible de colmillos, escamas, fango negro y una
pila de Volta con avispas ahogadas. El demonio tropieza con la caja cerrada. El bahut es un
pequeño ataúd nocturno que nadie puede impedir que se agrande en el silencio, ni las
campanas ni el magnetismo viajando en postura de ondulación. El bahut sirve de asiento al
monstruo.
-¡Abre el cofre!
El demonio se levanta de un salto. La cabeza le cambia de varias formas, de sapo a
chivo a cuervo a perro a mono a humo a otra cosa sin nombre conocido. Finalmente, hace
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