14.05.2013 Views

RIGOR MORTIS

RIGOR MORTIS

RIGOR MORTIS

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

mañanas de esterilidad que se estiraban al infinito. Tal vez no habría descanso para el sueño<br />

de no ser porque se inclina sobre la maquina de escribir, luego apoya su cabeza en el frío<br />

metal y llora. Era el fin. El se contempló a sí mismo siguiendo la ruta de Octavio Paz,<br />

vendiendo lo que quedaba de su obra en eternas entrevistas, firmas y lecturas aquí, allá y en<br />

todas partes, pero él no era un buen orador y, francamente, no toleraba multitudes de más<br />

de dos gentes. El consideró la ruta de Carlos Fuentes, dando cátedra en universidades en<br />

estado larval, pero él estaba seguro que más temprano que tarde llegaría a una mutua<br />

relación destructiva, sabedor que muchos profesores son propensos al suicidio, pues la<br />

misma exacerbación que vuelcan en sus clases, la viven para hablar de sí mismos. También<br />

imagino la ruta de Fernando del Paso y retirarse a algún sitio desnudo y yerto que nadie<br />

sabe. La vigía en ciudades sin respuesta, cumbres sin ecos, ríos mudos, cielos sin habla. Y<br />

dejar escapar aves tristes con misteriosas pistas sobre la preparación de la siguiente novela,<br />

la obra maestra para la siguiente década, pero él escuchó que Fernando del Paso, al igual<br />

que J. D. Salinger o Thomas Pynchon, finalmente enloquecieron como cabras. Y Gabriel<br />

Fuster temblaba ante la idea de convertirse en un ermitaño. Era claro que no había ruta de<br />

escape en esta prisión en el fin de la tierra. El tenía 27 años y su carrera estaba terminada.<br />

Gabriel Fuster camina con tumbos hasta su cama y duerme el resto del día.<br />

El hambre hace despertarlo a las ocho de la noche. Perturbado, con la madre de todas las<br />

jaquecas, Gabriel se encamina al baño. La almohada lo carga de hombros, lo aprieta del<br />

talle. La luz, muerta en las esquinas, le equivoca la ruta en el drenaje. El agua no ha<br />

alcanzado a despertarlo cuando escucha el martilleo de los tipos haciendo cambios en el<br />

aire. Es verdad que los fosos y los corredores inventaron los fantasmas, pero la máquina de<br />

escribir provocaba un furioso tak-tak-tak-tak como disparos de artillería. No se podía culpar<br />

5

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!