RIGOR MORTIS

PAX AMERICANA
La foto era en blanco y negro. Alto contraste, fuera de foco y pobre composición. El
motivo podía pasar como la tarjeta postal de Marte. Los detalles invisibles al ojo se
derrotan en la ampliación y revelan a un grupo de hombres con uniformes de campaña,
mirando con binoculares desde una colina de arena. El hombre al centro era
instantáneamente reconocible: cara redonda con un espeso bigote negro. El rostro en sí
parecía la caricatura de la persona misma. Saddam Hussein se aprecia rodeado por un grupo
de soldados leales, pero era obvio que, aún en esta impresión tan granulosa, uno de sus
acompañantes definitivamente no era árabe.
El reporte de diez hojas que acompaña la foto, ya verificaba la autenticidad sin
comprometer la fuente de información, condescendiendo los datos y fechas como el ciego
va reconociendo al dar la mano y dejando entrever las piezas donde se iguala la conjetura y
se interpretan los motivos de tal reunión, la clara revista de ejercicios armados en las
afueras de Baghdad. A considerar el punto más importante del despacho, la identificación
de cada uno de los individuales en la fotografía.
El expositor de pie, Coronel Frank Dolan, oficialmente Deputy J-2 for the Joint
Chiefs of Staff, o Brigadier J-2 del Alto Mando, un complejo título para indicar que él era el
segundo lugar en la cadena de mando de la plana mayor de la Inteligencia Militar.
Demasiado alto para haber sido un piloto Stealth, Dolan llevaba a cabo la reunión con la
misma energía que cuando solía volar en misiones.
Dolan se hallaba refiriendo al análisis de la fotografía una y otra vez. La sala de
juntas era un cuarto a prueba de ruidos, mapas electrónicos en la pared iluminando con
claridad de quirófano. Ninguna ventana en lo recóndito del Pentágono. Ocho militares y
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