RIGOR MORTIS

-Por eso es que te estamos visitando
-¿Por el cuento?
-Afirmativo. Nosotros también somos escritores en nuestro mundo. Y ustedes tienen
algo que nosotros carecemos: Erratas, fallas, inexactitud. Nuestra literatura es perfecta, tan
perfecta que mil libros distintos semejan mil libros iguales de valor perfecto, perdurables
solo en cuanto a su forma estética. El Toki Pona es una aproximación terrestre a lo que me
refiero.
-Vaya, yo suponía que su cometido era inseminar artificialmente a sus víctimas o
broncearlos con rayos ultravioleta. Quitar dioptrías y poner empastes sin dolor.
-Negativo. Te propongo un trueque. Tú firmas nuestra mitología a tu nombre y
nosotros discutimos tu fragilidad en nuestro sistema. Te repito, la idiotez es interesante para
nosotros.
-Sí, claro...por supuesto. Pero, mmm, ¿Qué estaban escribiendo en la máquina?
-Estamos escribiendo un cuento intitulado “Lotto”
-Está bien. Perdonen la interrupción, sigan trabajando. Anoche me desperté con la
conciencia tranquila. Qué susto. Pensé que estaba muerto. Espero que esto no vuelva a
suceder.
Dicho esto, se ha acostado bajo un ovni. Toki pona. Ultimamente, Gabriel Fuster ya
no escribe y nota que se le acumulan las ideas de una forma exagerada. Tanto, que cada vez
que abre la boca, lanza a toda velocidad frases enteras que se van desordenando y, al llegar
al suelo, no hay quien las entienda. Así que, ahí se quedan. Cuando la gente no las pisa,
hacen remolinos con el viento, suben y bajan chocándose entre ellas y parece que va a salir
de su centro algún extraterrestre experto en letras. Pero esa es otra historia. Otra que
empuja por salir, porque las demás la están apretujando a ella.
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