RIGOR MORTIS

“Hey, ¿Qué esperabas? ¿Música de órgano? Escucha, colega, fui llamado a la
oficina del Director Social de mi bloque de residentes. Para ser sincero, estaba nervioso. Yo
sabía que no había hecho algo que pudiera avergonzarme pero, desde que fui niño y era
llamado a la dirección de la escuela, el simple hecho de responder a la palabra reporte, me
volteaba el estómago. El coordinador me hizo esperar por media hora, en una banca, con
mejor suerte que el grupo de cabilderos que debieron haber perdido el cabello de esperar.
Finalmente, la bocina llamó mi nombre y entré en su oficina. Caminé aprisa y me senté
antes de que me lo indicara. No me hizo el menor gesto de alerta, estaba ocupado en unos
papeles. “Doctor Freitag”, se dirige a mí y sonríe. “Jules, hijo de puta, parece que Agnes
Saknussemm se ha convertido en la quinta esencia gestalt. Tu protegido es la plática del
pueblo”. Mierda, mierda, mierda. “¿Hay alguna ley en contra de ello?”, respondí. “Oh,
no...no, por supuesto. Pero parece que ya es hora que lo encomiemos a celebrar su diploma
y su medalla en casa”
“¿Quieren que les devuelva su premio?”
“Hey, no tienes que actuar a la defensiva”
“¿Qué hay del particular doctor Bergier?
“Mmm, encontramos un par de guantes, aparentemente propiedad de Bergier, llenos
de una viscosidad pestilente en su interior, en las inmediaciones del Konserthuset, pero en
cuanto al doctor en persona, parece que se desvaneció en el aire y dejándonos a la
Academia una enorme cuenta de hotel por pagar”
“Él me introdujo con Agnes. Tengo la sospecha que ella sentía lástima por el pobre
hombre y su secreto”
112