RIGOR MORTIS

-¡Mira, tío! La tierra se empieza a asomar en el horizonte, blanca y azul, por encima
del perpetuo Mar de la Tranquilidad. Fachada psicodélica. La célebre cara que al sentir el
vuelo de una mosca se dijo: esta es mi mosca y la tomo por mensajero leve y gris de todos
los asuntos de mi vida. Y al final repetirá que no lo mató el corazón, donde le sobrevino la
pregunta: “¿Qué lees que es tan gracioso?”, y yo le respondí “Cuentos”. Todo el
espectáculo no es sino soñar que era Chuang Tzu que soñaba ser una mosca de paso por el
país de su cara.
-Este probablemente trataba de insinuarse contigo.
-Ok, espera a oír esto. Él comenta “Han de ser cuentos de doble sentido” y yo pensé
que nadie en el mundo debiera saberlo mejor, pero antes que abriera la boca para decir algo,
él pregunta “¿Tienen dibujitos?”
-Mmmm
-¿No es simpático?
-Yo creo que es egipcio. Debió pensar que se trataba del Libro de los muertos.
- Tío, los escritores nunca morimos, simplemente pasamos a la historia.
- Querido sobrino, tú asumiste que la vida eterna significaba vigor y salud perpetua,
pero ese es el error fundamental a la teoría. Los desafortunados inmortales no están exentos
del proceso de envejecimiento y para el momento que ellos llegan a su primer siglo, ellos
ya han perdido la mayor parte de sus habilidades físicas y mentales, las mismas que hacen
que la vida valga la pena. Faltos de dientes, cabello, apetito, deseos y memoria, los
inmortales arrastran una vida miserable que jamás tendrá fin. Como escritores, simplemente
son incapaces de leer, porque olvidan el principio de la frase para el tiempo que la
terminan.
-Sí
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