69_J_L_Tieck_El_blondo_Eckbert_El_gato_con_botas_1965
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más visitada por ninguna criatura humana, hallábame<br />
reducida a un círculo familiar muy pequeño, pues el<br />
perro y el pájaro hacían sobre mí la impresión que<br />
únicamente nos producen los amigo s a quienes E.0nocemos<br />
hace largo tiempo. Nunca he podido volver a<br />
acordarme del extraño nombre del can, pese a que en<br />
aquella época lo pronunciaba <strong>con</strong> tanta frecu~ncia.<br />
"De esta manera había vivido ya cuatro años <strong>con</strong><br />
la anciana, y tendría más o menos once de edad, cuando,<br />
sintiendo ella mayor <strong>con</strong>fianza en m í, me reveló<br />
este secreto: ~i pájaro ponía diariamente un huevo,<br />
en c.ltyo interior había una perla o una piedra preciosa.<br />
Yo había advertido ya que manejaba a solas la<br />
jaula, pero nunca <strong>con</strong>cedí a esto mayor importancia.<br />
Me dio el encargo de que en su ausencia recogiera el<br />
huevecillo y lo guardara bien en las extrañas vasijas.<br />
Me dejó mis alimentos y empezó a ausentarse por temporadas<br />
mayores, semanas y meses. Mi ruequita zumbaba;<br />
ladraba el perro; el maravilloso pájaro entonaba<br />
su canción, y l~n torno mío todo estaba tan tranquilo<br />
que no recuerdo en todo ese tiempo ningún vendaval<br />
ni tempestad alguna'? Los perdidos en el bosque no<br />
llegaban al valle, y los venados jamás se acercaban a<br />
nuestra morada. Me sentía <strong>con</strong>tenta y pasaba día tras<br />
día trabajando. Creo que el hombre sería bastante<br />
más dichoso, si su vida pudiera deslizarse <strong>con</strong> tal<br />
tranquilidad hasta el fin.<br />
"De lo poco que leía me formé representaciones<br />
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