latin american essays maclas
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Que nos hayamos concentrado en la figura de Galván no indica que sea la única<br />
susceptible de ser leída desde este esquema. Tanto el pueblo como sus<br />
habitantes, tanto Rocha como su oponente encarnan en el relato una reflexión<br />
sobre la entidad política colectiva, en un marco que, como ya mencionamos,<br />
también narra de modo abierto la coyuntura histórica. Ahora bien, todos estos<br />
niveles de alegorización reconocen una pauta de fondo más general, que<br />
también hemos referido: todo el relato puede reducirse a la textualización de la<br />
confrontación entre el impulso político, social, y las diversas formas que adopta<br />
su contraparte, la fuerza de disolución de lo político. Si bien se trata de una<br />
generalización quizás aplicable a toda la historia, de cualquier nación, es en rigor<br />
muy pertinente para describir la Argentina de los setenta.<br />
Se reconoce sin embargo un nivel aún más general en que el texto puede<br />
concentrar su carga alegórica: su propia situación de enunciación. La<br />
construcción de –por usar el término de Soriano– una “parábola” de la dictadura<br />
argentina es explicada por el escritor como un mecanismo de reapropiación<br />
territorial: “La idea, sin duda, era acercarme al país a través de ese pueblito de<br />
Colonia Vela, en la medida que yo me encuentro a diez mil kilómetros de<br />
distancia” (184). Reconstruir verbalmente la Argentina es para Soriano un modo<br />
de reinsertarse en el campo intelectual que lo ha excluido, de volver a intervenir<br />
en una pugna pública que lo ha dejado fuera. Desde su condición exiliar, se trata<br />
de un texto cuya articulación puede ser entendida como alegoría de una<br />
situación nacional definida por la escisión política y territorial.<br />
Creemos que esta situación puede explicar parcialmente el posterior<br />
cuestionamiento de Soriano –sobre todo de su producción posterior, que no<br />
alcanza el impacto histórico de sus textos de los setenta. En su ensayo reciente,<br />
Literatura de izquierda, que desatara una tímida polémica local en torno al<br />
estado actual de la narrativa argentina, Damián Tabarovsky dedica apenas un<br />
par de referencias peyorativas a su figura:<br />
Desde finales de los ’80 se desarrolló una inmensa narrativa<br />
reaccionaria, una vuelta sobre las versiones más conservadoras de la<br />
literatura. ¿Puede pensarse la fascinación que produjo el realismo sucio<br />
entre los incipientes escritores como producto de otra década que no<br />
sea la del ’90 ¿Cómo puede entenderse el éxito ya no solo de mercado,<br />
sino ético, de Soriano y el sorianismo” (59)<br />
Lamentablemente, lo que Tabarovsky entienda por “narrativa reaccionaria” no<br />
termina de configurarse satisfactoriamente en su libro, a no ser que se lo<br />
desprenda, por oposición, de su propuesta de recuperación de las políticas<br />
literarias de las vanguardias (pero, ¿no es este mismo un gesto<br />
extraordinariamente reaccionario), y por tanto no se alcanza a comprender cuál<br />
es puntualmente su problema con Soriano, excepto quizás desde la ingenua<br />
práctica a rajatabla de lo que mal define en el mismo texto como “política<br />
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