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Vulnerabilidad-y-Silencio

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El mundo de las prisiones “es el termómetro que marca el estado soci<strong>al</strong> de un país”,<br />

advirtió hace casi 40 años Victoria Kent, republicana jurista y liber<strong>al</strong> española, <strong>al</strong><br />

presidente de la transición política de ese país, Adolfo Suárez.<br />

Aunque Kent, con su larga experiencia en el sistema penitenciario lanzó hacia fines<br />

de los 70s, esta aseveración refiriéndose <strong>al</strong> saneamiento de las prisiones españolas, la<br />

expresión es vigente en contextos todavía más amplios. Este “termómetro soci<strong>al</strong>” debe<br />

extenderse en sus mediciones a las víctimas indirectas del delito aún no contabilizadas:<br />

las familias de los reclusos. Ellas, viven sujetas a un esquema de <strong>al</strong>ta vulnerabilidad por<br />

la incidencia de factores como pobreza, conflictos leg<strong>al</strong>es a partir del encarcelamiento<br />

de uno de los suyos y escasa solidaridad soci<strong>al</strong> como consecuencia de la estigmatización<br />

y el prejuicio del cu<strong>al</strong> suelen ser objeto.<br />

La s<strong>al</strong>ud y la seguridad pública del país reclaman políticas audaces y visiones<br />

progresistas donde se asuma que la familia es origen de múltiples problemas pero<br />

también, fuente fundament<strong>al</strong> en la solución de conflictos. De ahí, que las instituciones<br />

del país, no pueden postergar más el análisis objetivo y desprejuiciado hacia estos<br />

núcleos, con un termómetro que bajo el amparo de la inclusión, priorice políticas<br />

soci<strong>al</strong>es mediante programas concretos de resp<strong>al</strong>do para ellos.<br />

Bajo este esquema, el presente documento parte de 151 entrevistas semi<br />

estructuradas re<strong>al</strong>izadas entre los años 2014-2015 a familias de internos recluidos en los<br />

pen<strong>al</strong>es de Apodaca, Cadereyta y Monterrey.<br />

Tanto a nivel internacion<strong>al</strong> como nacion<strong>al</strong>, existen múltiples investigaciones de corte<br />

cu<strong>al</strong>itativo y tempor<strong>al</strong>es sobre las familias de internos. Este análisis, sin desconocer las<br />

aportaciones que sobre este campo se tienen en ambos contextos, parte del estudio<br />

previo que bajo el título de “Prisión y Familia. Retos Para la Cohesión Soci<strong>al</strong> y el Desarrollo<br />

del Siglo XXI”, editó la Universidad Autónoma de Nuevo León (2014).<br />

Las familias de encarcelados, t<strong>al</strong> como se señ<strong>al</strong>a a lo largo del presente estudio,<br />

pueden ser un gran incentivo para el logro de la reinserción soci<strong>al</strong> propuesta como meta<br />

en el sistema penitenciario. En este difícil trance, sin embargo, estos grupos viven<br />

también adaptaciones e impactos que la prisión deja en ellos, como una extensión de la<br />

pena purgada por su familiar.<br />

De esto precisamente, trata el presente estudio. Aquí, se muestra cómo las cárceles<br />

tienen costos individu<strong>al</strong>es, económicos y soci<strong>al</strong>es que necesariamente deben ser<br />

examinados por el Estado y la colectividad.<br />

Como apuntan Yela y Chiclana (2008), en 1895, Durkheim escribía que:<br />

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