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Vulnerabilidad-y-Silencio

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En otros países se tienen programas donde se permite a los padres encarcelados<br />

grabar su voz mientras leen un libro para que sus hijos los escuchen. Con ello, fort<strong>al</strong>ecen<br />

la relación padre-hijo(a) o madre-hijo (a); levantan la autoestima de los reclusos y<br />

reducen el an<strong>al</strong>fabetismo de niños e internos.<br />

En Francia, el programa “Unités de Visite Famili<strong>al</strong>e en France”, permite a varios<br />

miembros de una familia pasar <strong>al</strong>gunos tiempos juntos en privado, sin guardias<br />

presentes. Se les lleva a una sección especi<strong>al</strong> de la cárcel donde ellos mismos organizan<br />

sus propias comidas y actividades. En los países del antiguo bloque soviético, es norm<strong>al</strong><br />

proporcionar una estancia para la familia con espacio para comer juntos con el interno o<br />

interna (QUNO, 2007).<br />

Gran parte de las jurisdicciones a nivel mundi<strong>al</strong> permiten a los niños o niñas vivir con<br />

su madre hasta determinada edad. En <strong>al</strong>gunos pen<strong>al</strong>es del país, las edades pueden<br />

ubicarse entre los 3 y los 8 años de edad. En España, en la cárcel de Aranjuez, se<br />

permite a los padres y a sus hijos menores de 3 años vivir en “celdas familiares”<br />

equipadas con cunas y personajes de W<strong>al</strong>t Disney en las paredes, con acceso <strong>al</strong> área de<br />

juegos de la cárcel (Román, 2007).<br />

En Nuevo León, las internas pueden tener a sus hijos hasta los 3 años de edad y,<br />

dentro del Pen<strong>al</strong> de Topo – Chico, donde se ubica la cárcel para las mujeres, se inst<strong>al</strong>ó<br />

desde el año 2014 una guardería donde se cuida a los menores de internas que trabajan.<br />

Aun así, la prisión de un miembro de la familia suele trastocar la vida de cada uno de<br />

sus integrantes directos. No es extraño que estas familias se muden de casa o barrio por<br />

las críticas o por la f<strong>al</strong>ta de recursos. En el caso de Nuevo León, durante el<br />

levantamiento de entrevistas con 151 familias, los h<strong>al</strong>lazgos indican que el 44.4 por<br />

ciento de ellas, se cambió de casa.<br />

Esta dinámica de conflicto no concluye con la excarcelación de su familiar. La s<strong>al</strong>ida<br />

de la prisión conlleva un reto labor<strong>al</strong> y de adaptación para el interno y para toda su<br />

familia.<br />

Los reclusos y reclusas, suelen s<strong>al</strong>ir de prisión sin trabajo y con niños o bebés que<br />

durante su estancia en la cárcel se convierten en adolescentes o adultos jóvenes, con los<br />

cu<strong>al</strong>es tuvieron un contacto limitado.<br />

La relación de los internos con sus familias está sujeta a políticas de seguridad y<br />

programas correctivos donde no siempre se da importancia <strong>al</strong> mantenimiento y apoyo<br />

para optimizar los lazos familiares<br />

Como lo indican Finney y Adams (2001), para muchas familias y amigos de los<br />

presos, la visita a una prisión es una lección de humildad, la intimidación y la<br />

frustración producen <strong>al</strong>tas dosis de ansiedad en este evento.<br />

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