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Vulnerabilidad-y-Silencio

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CAPÍTULO DIEZ<br />

Seguridad y Rehabilitación Penitenciaria<br />

Abraham Nuncio Limón<br />

Por sistema se confunde seguridad con crisis de seguridad. La seguridad se<br />

construye en un proceso permanente de satisfacción a las necesidades básicas de la<br />

sociedad. En sociedades caracterizadas por la desigu<strong>al</strong>dad, como es la sociedad<br />

mexicana, el papel del Estado tendría que ser el de un generador de mecanismos<br />

compensatorios definidos por el objetivo de reducir las asimetrías producidas de<br />

manera espontánea por la economía capit<strong>al</strong>ista de mercado. Hasta ahora no ha<br />

cumplido con este papel y no justifica, por lo mismo, el régimen republicano,<br />

democrático, representativo y feder<strong>al</strong> establecido en la constitución vigente.<br />

El Estado no sólo no reduce las asimetrías creadas por el mercado, sino que ha<br />

adoptado los rasgos de la matriz lucrativa de éste. Por ello es que el punto de<br />

intersección entre Estado y mercado se ha vuelto cada vez más amplio hasta casi<br />

coincidir plenamente en sus fines, medios, estrategias, tácticas y lenguaje. Su visión<br />

convergente hace que el Estado crimin<strong>al</strong>ice lo que la visión mercantil condena. Y que<br />

vea como ajena e intrusiva la propiedad nacion<strong>al</strong>, que no es la del Estado, y como propia<br />

y digna de mayor cuidado y defensa la propiedad privada.<br />

La crisis de seguridad que padece la sociedad mexicana, y de la cu<strong>al</strong> el delito y<br />

los lugares donde se purgan penas por su comisión son su manifestación más evidente,<br />

no se reduce <strong>al</strong> ámbito crimin<strong>al</strong>. Se gesta en la m<strong>al</strong>a c<strong>al</strong>idad de las condiciones de vida<br />

de la población que vive, sobre todo, en condiciones de pobreza.<br />

No es ocioso, en ese sentido, recordar nuestros orígenes como nación<br />

independiente. En sus prolegómenos, los criollos –clérigos y seculares–, ante la ausencia<br />

de los monarcas españoles hechos presos por Napoleón Bonaparte en la ciudad francesa<br />

de Bayona, se dieron a un significativo ejercicio de interpretación que partía de los<br />

propios teólogos y filósofos más destacados del siglo XVI, como Francisco de Vitoria y<br />

Francisco Suárez, acerca de la soberanía. Fray Servando Teresa de Mier, dominico como<br />

Vitoria, recuperaba varios de sus principios contrarios <strong>al</strong> poder absolutista de la<br />

monarquía eclesi<strong>al</strong> y tempor<strong>al</strong>: “El papa no es dueño de todo el mundo”; “el monarca<br />

no es dueño de todo el mundo”; a f<strong>al</strong>ta del soberano o de su descendencia legítima, la<br />

soberanía “retrotrae <strong>al</strong> pueblo”. En el cabildo de la ciudad de México, la interpretación<br />

se llevó más lejos: <strong>al</strong> plano de los bienes re<strong>al</strong>es. El síndico Francisco Primo de Verdad, en<br />

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