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Vulnerabilidad-y-Silencio
Vulnerabilidad-y-Silencio
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Me fui con él a vivir a Nuevo Laredo. Se puede decir que <strong>al</strong>lá viví lo peor de mi vida<br />
porque me la pasaba encerrada; no me dejaba hablarles a mis papás; cuando yo me fui a<br />
vivir con él a Nuevo Laredo, yo sabía que él, andaba m<strong>al</strong> porque todo lo que veía era<br />
personas con armas y se puede decir que yo vivía aquí, en un cuartito y, en el cuarto<br />
de enfrente, estaba la venta de drogas.<br />
CINCO AÑOS DE PRIVACIONES Y DE MALTRATOS<br />
De mi vida, <strong>al</strong> lado de él en Nuevo Laredo, recuerdo que fue un c<strong>al</strong>vario que duró<br />
cinco años; no me dejaba hablar con nadie, no me dejaba s<strong>al</strong>ir, no nada. Cuando mi hija<br />
cumple dos años vuelvo a s<strong>al</strong>ir embarazada.<br />
En el 2006 es cuando s<strong>al</strong>go, embarazada por segunda ocasión. Por esas fechas él me<br />
trajo a Monterrey y fui a s<strong>al</strong>udar de entrada por s<strong>al</strong>ida a mis papás; nomás de hola cómo<br />
estás; mira estoy con él y hasta <strong>al</strong>lí. Mis papás bien preocupados me decían “nosotros<br />
pensábamos otra cosa”. Ellos me buscaban pues aquí, en Monterrey; nomás vinimos a<br />
ver a mis papás y nos regresamos a Nuevo Laredo. Allá tuve a mi segunda hija aunque<br />
de parte de él, yo no tenía ninguna consideración. Si en primer embarazo sufrí de<br />
preeclamsia, en el segundo parto me puse muy m<strong>al</strong>a; me tuvieron que hacer una<br />
transfusión de sangre porque tuve una hemorragia producto de una anemia muy<br />
fuerte, pero fue un parto norm<strong>al</strong>.<br />
Con la llegada, de mi segunda hija es cuando inician, los m<strong>al</strong>tratos. Bueno, de hecho,<br />
antes de tener a mi segunda niña, él no me golpeaba,; cuando ya tuve a mi segunda<br />
niña, ahí empezaron los problemas; entonces , la tengo a ella y es cuando empiezan los<br />
golpes, gritos y de que tú, hace lo que yo diga, porque tú eres mi mujer; tú, estas aquí<br />
porque yo te mantengo; tú, vas hacer lo que yo diga y se acabó y tú, vas a ver y te vas<br />
a c<strong>al</strong>lar; ya era más agresivo.<br />
Después, del nacimiento de mi segunda hija, ya de parte de él eran golpes, eran<br />
gritos, era todo y con mi hija era, “mira tu hija esto, mira, tu hija lo otro”. A mi hija, la<br />
más grande, la trataba m<strong>al</strong>. De hecho yo bat<strong>al</strong>lé mucho tiempo con mi hija en psicólogo<br />
porque era un miedo, era una desesperación; todavía ahorita si la ven, si ella está<br />
haciendo <strong>al</strong>go está temblando.<br />
Yo s<strong>al</strong>í embarazada, de mi tercera hija después de la cuarentena. Mis dos niñas - las<br />
dos de en medio-, están seguidas porque él, no respetó mi cuarentena. Yo le decía “es<br />
que no puedo porque me acabo de <strong>al</strong>iviar”; él, me decía “tu estas aquí para eso, nomás<br />
para eso sirves”.<br />
En ese tiempo re<strong>al</strong>mente se puede decir, que m<strong>al</strong> comía porque yo le pedía dinero<br />
para la leche de mi hija y no me daba. A mi hija, la más grande, la crie con pura leche<br />
de LICONSA que una señora me reg<strong>al</strong>aba; de las mismas que iban ahí para ellos, ella,<br />
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