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LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS

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110 T E O R IA C R IT IC A D E L A SO C IE D A D D E H A BERM A S<br />

lativa de la integración sistémica manipula por igual el desarrollo de las<br />

fuerzas productivas y las instituciones culturales y normativas. Y es aquí en<br />

donde Habermas interpreta la Teoría de los Sistemas de Luhmann como la<br />

avanzadilla de aquella ideología «tecnicista», que intenta eliminar la racionalidad<br />

moral en cuanto tal, y de la que ya hablamos en el capítulo IV.<br />

Ahora bien, Luhmann representa para Habermas un paso crucialmente<br />

decisivo hacia adelante en esa marcha triunfal de la conciencia positivista.<br />

Ya no se trata de aquel «objetivismo» de las Ciencias de la Naturaleza, que<br />

se olvidan de su enraizamiento en la praxis histórica humana, y que arrojan<br />

como producto una Naturaleza desocializada y alienada del hombre, sino<br />

del objetivismo de una Teoría que arroja como producto una Sociedad deshumanizada,<br />

que no sólo aparece como independizada (alienada) frente a los<br />

individuos, sino que incluso se ha instalado fuera de las mismas relaciones<br />

humanas. La «Sociedad» ya no se define por las relaciones entre los hombres,<br />

sino por un «sistema» que en su expansión autorregulativa maneja lo mismo<br />

la Economía que las autointerpretaciones morales y racionales del sentido de<br />

la vida humana ,s.<br />

Al cerrar este apartado vamos a volver sobre el esquema que pusimos en<br />

el comienzo, para resumir directamente sobre él las posiciones de Habermas<br />

y Luhmann.<br />

En ese esquema, decíamos, se refleja la posición central del sistema político<br />

frente al económico y al sociocultural. En esto estarían de acuerdo<br />

Luhmann y Habermas: el sistema político se ha diferenciado, en nuestra<br />

sociedad industrial compleja, como el centro autorregulativo del sistema «Sociedad»<br />

(Luhmann); el sistema político ha adquirido en las sociedades capitalistas<br />

avanzadas la función directiva frente a la «base económica» (Habermas).<br />

Pero mientras que para Luhmann ese sistema político ha llegado<br />

ahora a su plenitud, al desligarse de su encaje en la dimensión sociocultural<br />

y pasar a una base tecnocrática, para Habermas ese sistema político está llegando<br />

en nuestra sociedad, por esa misma razón, al límite de su deshumanización.<br />

La Política se ha convertido en técnica autorregulativa para Luhmann,<br />

y eso «está bien». La Política se ha supertecnificado y ha eliminado de la<br />

discusión racional los problemas morales, para Habermas, y eso «está mal»:<br />

tendría que ser transformada y convertida en el centro de la emancipación<br />

cultural del hombre. Pero Habermas no pretende apelar simplemente a un<br />

«tendría que», sino que intenta fundamentar teóricamente que esa política<br />

supertecnificada hará crisis y dará el paso a una nueva política basada en<br />

la discusión racional y pública de la forma en la que queremos y podemos<br />

producción de complejidad» (ThGesell, 362 s.), y con esa sustitución elimina la doble<br />

dimensión técnica y social en la caracterización típica habermasiana. Para Luhmann<br />

«verdad» es un medio de comunicación entre los hombres igual que lo es, p. ej., «poder»,<br />

«dinero» o «amor» (en los terrenos de la Ciencia, de la Política, de la Economía<br />

y de la Familia, respectivamente) (ThGesell, 221 ss., 273; Luhmann, N.,<br />

ThGesell. 342 ss., 361).<br />

“ ZweiR, 60 s. y 64.

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