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LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS

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C R IS I S D E <strong>LA</strong> SO C IE D A D C A P IT A L IS T A 133<br />

reacciona frecuentemente en dos formas diversas: una activista, rebelándose<br />

beligerantemente contra esa sociedad en la que vive (ejemplos: revueltas<br />

estudiantiles, protestas de los aprendices, movimientos pacifistas, etc.); otra<br />

reiirista, refugiándose en subculturas regresivas (ejemplo: hippies, Jesus-<br />

People, drogadictos, etc.)79 *.<br />

Habermas cree que sus reflexiones teóricas, junto con la constatación<br />

de las distintas tendencias empíricas apuntadas en este apartado, son más<br />

que suficientes ya (pese, repito, a su carácter todavía tentativo) para rebelarse<br />

contra todo luhmannianismo deshumanizante y para defender la subsistencia<br />

y el ulterior desarrollo de aquel «viejo hombre europeo» *®. Eso sí,<br />

Habermas, a diferencia de sus predecesores en la Escuela de Frankfurt,<br />

no refleja en ningún momento el anhelo de respuesta para las contingencias<br />

que amenazan básicamente al individuo: muerte, enfermedad, culpa y soledad<br />

81. Aún más: la última etapa en el desarrollo lógico de la racionalidad<br />

humana ha de hacer aceptar al individuo la radical insalvabilidad de esas<br />

contingenciasw.<br />

Habermas, decíamos ya desde el principio, concibe a su Teoría Crítica<br />

de la Sociedad, en continuidad con toda la tradición de pensamiento a la<br />

que pertenece M, como una teoría alentada por el interés práctico de reinfluir<br />

sobre la sociedad misma que analiza. El interés que le guía es el<br />

mismo interés de la razón, de la Vernunft. Empeñado en un filosofar que<br />

se ha desligado del personalismo de la Filosofía de los grandes maestros<br />

(entre los que todavía habría que contar a Adorno, Horkheimer y Marcuse)<br />

para ceñirse a una reflexión filosófica dentro de un proceso de investigación<br />

colectivamente organizado, Habermas ciertamente no ha hipostatizado<br />

(como le achacan algunos críticos) aquella «forma ideal de vida» anticipada<br />

en la estructura del lenguaje, sino que ha tomado la posibilidad de su realización<br />

como una hipótesis práctica. Eso sí, su Teoría Crítica de la Sociedad<br />

ha tomado esa hipótesis práctica como su punto de partida y ha mantenido<br />

insobornablemente la decisión de luchar contra la estabilización, en nuestra<br />

sociedad, de un sistema que pretende poner a su servicio a los hombres<br />

en vez de servir él al desarrollo progresivo de su humanización. Habermas<br />

sigue tomando partido por la vieja «Vernunft» (razón) europea M.<br />

” LegSpat, 126 ss. Habermas se apoya aquí especialmente en trabajos de Dobert<br />

y Nunner, y en Youth and Dissent (New York 1971) y Young Radicáis (New York<br />

1968), d e K . K e n n is t o n .<br />

" LegSpat, 195.<br />

" LegSpat, 163.<br />

“ En la Conclusión volveremos sobre e s te te m a .<br />

“ Incluso la Filosofía de la Historia de Kant puede considerarse como un inicio de<br />

Teoría Crítica de la Sociedad. Véase mi estudio La Crítica Kantiana de la Sociedad<br />

y de la Religión. Kant, predecesor de Marx y de Freud, cit.<br />

u ThCesell, 140 s.¡ LegSpdt, 194-196.

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