LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS
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IIO K K IIE IM E R , ADORNO Y M A R C U SE<br />
SI<br />
zón a aquello que se acomode a la metodología de las Ciencias de la Naturaleza31<br />
*.<br />
El principio hegeliano de identidad es para Adorno un principio opresor,<br />
porque «pregona para la totalidad aquella identidad de sujeto y objeto, cuya<br />
no-identidad en concreto» había inspirado precisamente a su Filosofía w. Es<br />
decir, con palabras más sencillas: la identificación del desarrollo del aparato<br />
tccnico-económico de la sociedad, tomada en su conjunto, con el desarrollo<br />
humano de la libertad de sus miembros concretos y de la justicia que regula<br />
sus relaciones entre sí, encubre la esclavitud y la injusticia reales que nos<br />
aquejan. Si la razón sólo puede ocuparse científicamente de los aspectos<br />
técnico-económicos del desarrollo social, y es excluida de una reflexión crítica<br />
sobre la vida real de los hombres que componen esa sociedad supertecnificada,<br />
su veredicto ha de ser necesariamente positivo: no hay lugar para<br />
sacar a luz las contradicciones reales de nuestra sociedad, porque esas contradicciones<br />
se asientan en una dimensión que queda excluida de todo análisis<br />
racional científico. Así la razón identificante eterniza y consolida «el<br />
antagonismo, mediante la opresión de lo contradictorio» **, mediante su exclusión<br />
de todo análisis científico.<br />
Ese tipo de razón identificante se internaliza también en los mismos individuos<br />
que sufren su opresión y adquiere el carácter ideológico que evita<br />
su desenmascaramiento: la razón opresora, que impone violentamente la<br />
identidad del desarrollo técnico-económico con el desarrollo humano, «se<br />
deja sentir diariamente en una forma crasa, tanto en el ámbito vital de los<br />
individuos particulares, como en su propia conciencia», haciendo así creer<br />
a éstos que viven en un mundo feliz creado y dominado por ellos, y «liberándoles<br />
de la sospecha amarga de que eso no sea verdad y de que viven<br />
bajo un destino fatídico» 34. La opresión característica de la sociedad industrializada<br />
no es ejercida tanto por un poder material como por un sojuzgamiento<br />
espiritual o mental de los individuos. Adorno viene a repetir así la<br />
misma idea de Horkheimer, que nosotros expresábamos con aquella metáfora:<br />
el filo crítico de la razón práctica se ha mellado y se ha convertido en<br />
el mazo opresor de la razón identificante (o instrumental)35 *. Por eso también<br />
Adorno, como Horkheimer, afirma el primado de la teoría sobre la<br />
praxis en el momento histórico presente34. Toda praxis revolucionaria irreflexiva<br />
desemboca en confirmación de la alienación37. En los momentos de<br />
crisis es necesario detenerse a reflexionar críticamente, y esa reflexión es ya<br />
el comienzo de una praxis liberadora *.<br />
" Adorno. Th. W., Stichw, 160. Véanse además los artículos de Adorno en la polémica<br />
con el Positivismo: Der Positivismusstreit in der deutschen Soziologie, Neuwicd<br />
1969.<br />
“ Adorno. Th. W., DrStHeg, 102.<br />
" Adorno. Th. W., ND, 144.<br />
MAdorno. Th. W., ND, 293.<br />
” Ibíd.. 25, 73 s., 96 s., 144, 161, 170, 188, 214, 285, 308, 315; Eingr, 19; Stichw,<br />
19. 160. V<br />
“ Adorno. Th. E.. ND. 8. 145. 171, 269; Stichw, 164.<br />
” Adorno. Th. W.. ND. 153. 175 s., 181. 239. 293,358; Stichw. 176 s., 188.<br />
“ Adorno. Th. W.. ND, 145, 240 s.. 335; Stichw. 176 s.