LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS
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<strong>LA</strong> T E C N IC A E N E L C A P IT A L IS M O O R G A N IZA D O 73<br />
del capital abstracto, que tiende a oprimir la dimensión misma de la moralidad.<br />
Este tipo de ideología es mucho más peligroso que el anterior, ya que<br />
tiende precisamente a desintegrar la dimensión moral, en la que la falsa conciencia<br />
puede convertirse en crítica de la ideología: por primera vez en la<br />
historia de la Humanidad, la Ciencia y la Técnica se convierten en fundamento<br />
de legitimación ideológica, perdiendo así ésta su referencia típica<br />
a categorías morales 91.<br />
Volvamos un momento al esquema fundamental de Habermas de la<br />
distinción entre acción comunicativa o interacción y trabajo o acción técnica.<br />
Esta distinción es la que va a sustituir en Habermas a la distinción<br />
marxiana entre relaciones de producción y fuerzas de producción, respectivamente,<br />
y i intentar corregir el reduccionismo de Marx, al que ya aludimos<br />
en el capítulo II. En el esquema marxiano, el desarrollo de las fuerzas<br />
productivas tiene siempre un papel liberador, no sólo del sojuzgamiento del<br />
hombre por la Naturaleza externa, sino también de la opresión de unas<br />
clases por otras institucionalizada en las relaciones de producción. El carácter<br />
ideológico y opresor que han tomado Ciencia y Técnica en el Capitalismo<br />
desarrollado pone en evidencia la gratuidad del esquema marxiano.<br />
El desarrollo de las fuerzas productivas puede ayudar a la liberación moral<br />
del hombre, pero ni la causa por sí mismo, ni siempre la ayuda. La definición<br />
de la vida buena, de la realización moral del hombre, de la felicidad<br />
y de la desgracia..., no puede hacerse desde la racionalidad técnica,<br />
sino desde la comunicativa o moral.<br />
Precisamente, el carácter ideológico de la Ciencia y de la Técnica en<br />
nuestra sociedad superindustrializada consiste en el intento de ofrecer una<br />
definición tecnicista de la vida. Y el orden político que controla y sustenta<br />
esa sociedad logra legitimar la represión de la dimensión moral (la exclusión<br />
de la discusión política y democrática de la racionalidad moral de los<br />
fundamentos mismos de un sistema de producción basado en la revalorización<br />
del capital abstracto), precisamente porque ha logrado empapar las<br />
psicologías de los hombres con esa ideología que les hace definirse en sus<br />
aspiraciones humanas a través de categorías moralmente neutras: las aspiraciones<br />
del hombre en la sociedad industrializada pueden resumirse en<br />
el ingreso de más dinero, en el disfrute de más tiempo libre y en la seguridad<br />
del empleo. Los tres términos son neutros, desde el punto de vista<br />
moral: los tres se compaginan demasiado bien con el odio y la injusticia,<br />
con el aburrimiento y la catástrofe ecológica, con la insatisfacción constante<br />
y con las guerras devastadoras. Y los tres están orientados a perpetuar<br />
un autodesarrollo de la Ciencia y de la Técnica, que permite, a su vez, el<br />
autodesarrollo del capital abstracto: los intereses de los hombres coinciden<br />
ideológicamente con los intereses autoperpetuativos del sistema32.<br />
La propuesta de interpretación de Habermas para un análisis de la<br />
sociedad capitalista avanzada se convierte así en una crítica de la absoluti-<br />
11 TuW. 86; KuKr, 77.<br />
a TuW, 80. 86 y 90: ZRekHist, 292 s.; LegSpat, 55; KuKr. 75.