LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS
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9 8 T E O R IA C R IT IC A D E <strong>LA</strong> S O C IE D A D D E IIA B ER M A S<br />
La exposición hecha hasta aquí de los intereses técnico y práctico del<br />
conocimiento es ya suficiente para ver cómo el concepto de «intereses del<br />
conocimiento» es el instrumento teórico que le sirve a Habermas para criticar<br />
el Positivismo dentista. Por un lado, la corrección a Kant en su presupuesto<br />
de un concepto de Ciencia calcado de las Ciencias de la Naturaleza<br />
(véase cap. V), mediante la consideración de una doble constitución «a<br />
priori» de los objetos de experiencia n, derriba a la metodología de las Ciencias<br />
de la Naturaleza del pedestal que la arrogaba el título de único criterio<br />
de cientificidad. Por otro lado, la referencia del tipo de metodología de unas<br />
y otras Ciencias (Naturales y Hermenéuticas) a su prefiguración por unos<br />
intereses del conocimiento no sólo destruye la pretendida supremacía de<br />
las Ciencias Físicas sobre las Ciencias Hermenéuticas o Ciencias del Espíritu,<br />
basada en la idea de una «objetividad desinteresada» de las primeras a diferencia<br />
de las últimas, sino que echa por tierra la idea misma de un conocimiento<br />
«desinteresado», que, como veíamos en el capítulo V, era algo que<br />
el Positivismo cientista moderno compartía con la Filosofía tradicional, en<br />
la opinión de Habermas.<br />
Pero también podemos ya ver cómo el concepto de «intereses del conocimiento»<br />
expresa la íntima relación existente entre Teoría del Conocimiento<br />
y Teoría de la Sociedad. La Teoría del Conocimiento necesita de la Teoría<br />
de la Sociedad, porque los «intereses» del conocimiento (que son necesarios<br />
para una explicación de este último) sólo pueden fundamentarse desde<br />
una Teoría de la Sociedad que conciba la Historia como un proceso de autoconstitución<br />
del hombre La Teoría de la Sociedad necesita de la Teoría<br />
del Conocimiento, porque el desarrollo histórico de la sociedad humana sólo<br />
puede comprenderse desde los procesos de transformación de lo que hemos<br />
llamado dimensiones técnica y social, y esos procesos de transformación<br />
están precisamente posibilitados por el conocimiento humano. De esta unidad<br />
habermasiana entre Teoría del Conocimiento y Teoría de la Sociedad<br />
nos hemos de ocupar más detalladamente en el capítulo VIL<br />
Para terminar este apartado vamos a comentar cómo Habermas realiza<br />
también, con sus «intereses del conocimiento», aquella vuelta autorreflexiva<br />
desde la Teoría positivista de las Ciencias hasta una nueva Teoría del Conocimiento,<br />
de la que hablamos en el capítulo V.<br />
En el capítulo V veíamos que Habermas concebía filosóficamente el nacimiento<br />
del Positivismo cientista como la sustitución de la Teoría del Conocimiento<br />
por una Teoría de la Ciencia, en la que el sentido del conocimiento<br />
venía definido por el progreso espectacular logrado por la metodología<br />
de las Ciencias de la Naturaleza y no por la referencia al sujeto cognoscente.<br />
Ello arrastraba también a las Ciencias del Espíritu en su intento de *12<br />
" ThCesell, 209.<br />
12 Insisto en que el término habermasiano de «interés» no debe psicologizarse.<br />
Sólo puede fundamentarse desde el esquema de las dos dimensiones del proceso de<br />
autoconstitución del género humano. £1 ejemplo anterior de la pared, cuya finalidad<br />
quedó dicha en la nota 8, no debe conducimos al error de «psicologizar» o «empirizar»<br />
los intereses del conocimiento.