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LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS

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62 T E O R IA C R IT IC A DF. I.A S O C IE D A D D E IIA IH K M A S<br />

cllus '2. Veamos ahora cómo Habermas distingue entre sociedades tradicionales<br />

y sociedades modernas, valiéndose de esta distinción fundamental<br />

entre acción técnica y acción comunicativa.<br />

En toda sociedad podemos distinguir entre el marco institucional, en el<br />

que predomina la acción comunicativa, y ciertos subsistemas en los que<br />

predomina la acción técnica, como lo son concretamente la esfera económica<br />

y el aparato estatal. Estos subsistemas están incrustados dentro<br />

del marco institucional general de la sociedad. Pues bien: Habermas llama<br />

sociedades tradicionales a aquellas en las que «el desarrollo de los subsistemas<br />

de acción técnica se mantiene dentro de los límites de la efectividad<br />

legitimante de las tradiciones culturales» '3. Cuando ese desarrollo rompe<br />

estos límites nos encontramos con las sociedades modernas. Veamos esto<br />

con un poco de calma.<br />

Las sociedades tradicionales se diferencian de las sociedades primitivas<br />

por una triple característica. En ellas aparece una organización de tipo<br />

estatal (frente a la organización tribal de las sociedades primitivas), que<br />

centraliza el poder. La sociedad se divide, además, en clases socioeconómicas,<br />

que participan desigualmente del producto social excedente (del producto<br />

social que sobrepasa la satisfacción de las necesidades mínimas de<br />

subsistencia): la división del trabajo y la participación en el producto no<br />

tienen lugar conforme a criterios de parentesco (como en la sociedad primitiva),<br />

sino según criterios de clase (nobleza, guerreros, sacerdotes, pueblo...).<br />

Finalmente, tercera característica, hay una cosmovisión central (un<br />

mito o una religión desarrollada) que, a la vez que explica el orden del<br />

cosmos y de la sociedad, y le da al individuo un puesto dentro de ese<br />

orden que garantiza un sentido a su vida, legitima el reparto desigual del<br />

trabajo y de sus frutos en la sociedad, conforme a los criterios de pertenencia<br />

a clases determinadas. Habermas llama entonces sociedad tradicional<br />

a aquella en la que el desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, el<br />

desarrollo de los subsistemas de acción técnica, no ha alcanzado un grado<br />

suficiente como para poner en tela de juicio ese poder legitimador de las<br />

cosmovisiones, mitos o religiones, que caen dentro de la esfera dominada<br />

por el tipo de acción comunicativa: su validez se deriva únicamente de su<br />

indiscutido e indiscutible reconocimiento general por los miembros que componen<br />

esa sociedad determinada. Esta situación se mantiene hasta hace<br />

aproximadamente tres siglos, cuando comienza a surgir la sociedad burguesa.<br />

La sociedad moderna, que entra en la historia de Occidente con la<br />

sociedad burguesa, se caracteriza por un desarrollo permanente o sistemático<br />

de las fuerzas productivas. La esfera económica, que obedece fundamentalmente<br />

a una lógica de desarrollo basada en la acción técnica, se independiza<br />

del marco institucional religado a la acción comunicativa. El desarrollo<br />

fabuloso de la Economía, el impacto impresionante de la revolución<br />

industrial, pone ante los ojos de los hombres un tipo de racionalidad—la<br />

° TuW. 62 s.<br />

'» 7'i/lV, 67.

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