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LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS

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L A T E C N IC A EN E L C A P IT A L IS M O O R G A N IZA D O 1)3<br />

vailir y dominar el comportamiento humano aun dentro de los sectores más<br />

íntimos, más humanos (por ejemplo, el desarrollo conforme a los criterios<br />

de «productividad» se refleja en la práctica, creciente con el desarrollo industrial,<br />

de juntar a los ancianos en residencias, en vez de permanecer<br />

atendidos en el seno de la familia hasta su muerte). Por otro lado, hay una<br />

tendencia de racionalización «desde arriba»: al perder las cosmovisiones<br />

su fuerza legitimadora, surge la necesidad de revestir con una legitimación<br />

de tipo técnico la organización existente de las relaciones de los hombres<br />

entre sí. Las mismas leyes de funcionamiento del sistema productivo—como<br />

ya señalé antes—toman sobre sí la función legitimadora (el mecanismo de<br />

mercado legitima la forma existente del reparto de las cargas y de los<br />

frutos de la producción social),7. La sociedad moderna, a diferencia de la<br />

sociedad tradicional, legitima así la opresión institucionalizada de unas<br />

clases por otras desde la organización misma del sistema productivo y no<br />

directamente desde una interpretación mítica o religiosa (desde una interpretación<br />

tradicional) de la estructura política en cuanto tal.<br />

L a n u e v a i d e o l o g í a : l a T é c n i c a c o m o l e g i t i m a c i ó n d e l p o d e r p o l í t i c o<br />

La legitimación ideológica del reparto desigual e injusto del trabajo<br />

y del producto social en las sociedades tradicionales—veíamos en el apartado<br />

anterior—encontraba su fundamentación en la cosmovisión religiosa, que<br />

cimentaba el hecho de la estructura de clases en cuanto tal. Si esta estructura<br />

de la sociedad había sido querida y establecida por las divinidades<br />

o era sencillamente explicada como algo natural, el reparto realmente injusto<br />

del trabajo y del producto social había de aparecer legitimado como<br />

justo (lo injusto sería poner en el mismo plano de igualdad a la nobleza<br />

y al pueblo, por ejemplo). Asimismo veíamos que la sociedad moderna<br />

burguesa se caracterizaba para Habermas por una erosión del poder legitimante<br />

basado en las concepciones religiosas o en interpretaciones ontologizantes<br />

del cosmos. El desarrollo fabuloso de las fuerzas productivas<br />

destroza la supremacía indiscutible de la racionalidad simbólica o comunicativa,<br />

propia de aquellas concepciones tradicionales, y hace de la esfera<br />

económica la única fuente posible de legitimación: el intercambio de valores<br />

equivalentes y la figura jurídica del contrato libre que refleja esa ley<br />

básica del funcionamiento económico, garantizan y legitiman ideológicamente<br />

la «justicia» del reparto del trabajo y del producto social en la sociedad<br />

burguesa ’8.<br />

La legitimación burguesa, aunque nacida como crítica de la ideología<br />

Irndicional que justificaba directamente la estratificación clasista de la sociedad<br />

desde la religión o desde el mito, y aunque se arrogaba la autoridad<br />

de la Ciencia moderna que pretendía haber liberado al hombre de las servidumbres<br />

religiosas, era también ideológica: el contrato «libre» y «justo» de<br />

" TuW, 71 s.<br />

" V é a s e m i e s tu d io Kart Marx, Economista, c it.

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