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LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS

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R E L A C IO N P E R D ID A E N T R E C IE N C IA Y F IL O S O F IA 81<br />

mundo espacio-temporal. A ese mundo pertenecen no sólo los ríos y los<br />

montes, el campo y los animales, sino también los mismos hombres (que son<br />

cuerpos) y las unidades sociales (familia, pueblo...), que, en definitiva, están<br />

constituidas por individuos particulares corpóreos. La nueva postura teórica<br />

ante ese mundo circundante, que, como hemos visto más arriba, quiere<br />

lanzarse hacia la búsqueda de una verdad objetiva incondicionada, por encima<br />

de las representaciones subjetivas particulares y nacionales, encuentra<br />

precisamente en la idealización de las formas corpóreas espacio-temporales<br />

un mundo objetivo e ilimitado: el mundo ideal de las magnitudes y de las<br />

medidas, de los números y de las líneas, de los ángulos y de las superficies.<br />

Es así en la Geometría, donde el hombre descubre por primera vez un mundo<br />

objetivo de tareas e ideales ilimitados. La Geometría, como Matemática<br />

pura, pasa a ser el modelo de la nueva Ciencia Universal. La matematización<br />

del universo en la Física de Galileo (matematización de propiedades específicas,<br />

como tono, color, peso, etc., y de las relaciones e interdependencias<br />

entre los seres corpóreos mediante las fórmulas y ecuaciones) no hace sino<br />

continuar los pasos de la Geometría20.<br />

En aquel mismo nacimiento de la Ciencia europea está acechando ya el<br />

desvío de su intención original, desvío que se consolida en la concepción de<br />

la Naturaleza de Galileo. Aquella idealización que imponemos al mundo<br />

concreto y sensible de la praxis humana cotidiana con la matematización geométrica<br />

y científico-natural (por ejemplo, la idealización en líneas, ángulos y<br />

medidas de una parcela concreta) se independiza de sus propios orígenes<br />

sensibles: el positivismo moderno consiste en el olvido del mundo sensible<br />

y concreto que sirvió de fundamento a la idealización científico-natural. Ese<br />

olvido, esa independización no consciente de las Ciencias Naturales de la<br />

praxis humana que las dio vida, es el culpable del desvío positivista: nos<br />

permite tomar erradamente «por el verdadero ser lo que no es sino un<br />

método»<br />

Pero ese mismo desvío crea la necesidad de su superación. El positivismo<br />

u objetivismo, que desde las Ciencias de la Naturaleza se trasvasó a las del<br />

Espíritu, impide a estas últimas una comprensión verdadera del sujeto cognoscente,<br />

del hombre como ser personal (y no sólo como puro cuerpo psicofísico),<br />

de la comunidad de investigadores en la que se engendra el método<br />

científico-natural. Esa imposibilidad es la que se hace sentir en un momento<br />

histórico dado como frustración: «La falta de claridad respecto a la relación<br />

metodológica entre las Ciencias de la Naturaleza y las Ciencias del Espíritu<br />

(se ha hecho casi inaguantable)», escribe Husserl20. Esta es la crisis de las<br />

Ciencias europeas, consistente en la conciencia de que son incapaces de explicar<br />

al hombre y, por tanto, de servirle de guía universal. Y es esa conciencia<br />

de fracaso la que despierta ya en Kant una nueva forma de filosofar:<br />

la teoría del conocimiento como subjetivismo trascendental. El sentido del<br />

conocimiento humano no se puede aprehender en la metodología espectacu- *<br />

“ tbtd., 21-45, 340.<br />

“ Ibíd., 52; véase 46-60, 282 ss.<br />

* tbtd.. 344.<br />

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