LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS
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11 F.l desarrollo señalado en el primer punto tiene un carácter linear ascendente,<br />
aunque no excluye evidentemente períodos de regresión.<br />
Ml.u contradicción entre el desarrollo y la capacidad de asimilación del mismo,<br />
Imlicmln en el punto segundo, trae como consecuencia un proceso de crecimiento catín<br />
(erizado por crisis en las que tienen lugar reajustes más o menos violentos.<br />
" l.u crítica desenmascara poderes ideológicos (carentes de una fundamentación<br />
pletiimienic racional) y libera así a los hombres de la necesidad de someterse a ellos.<br />
“ IIaiiirmas, |„ KuKr, 394.<br />
” I Iaiiirmas. I.. ImI. 243 s.: ZRckHist. 56. 58. 84 s. y 344.<br />
<strong>TEORIA</strong> <strong>CRITICA</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> ESCUE<strong>LA</strong> <strong>DE</strong> FRANKFURT 27<br />
y particularista va dando paso a una moral universal, que desenmascara todo<br />
tipo de legitimación ideológica y exige una discusión racional de toda relación<br />
fáctica de poder. 4.° Las interpretaciones totales del mundo y de la<br />
historia (intimamente ligadas al ámbito de lo religioso) van desapareciendo<br />
de las tradiciones culturales, produciendo así un vacío que resulta en una<br />
crisis de identidad a escala universal. Correspondiéndose respectivamente<br />
con los tres primeros puntos, progreso33, crisis34 y autoliberación mediante<br />
críticaM, constituyen los conceptos fundamentales de la Filosofía moderna<br />
de la Historia y de las teorías evolutivas que la siguieron. El problema de la<br />
pérdida de identidad, al que se refería el último punto, se corresponde con el<br />
intento básico de ofrecer una interpretación científica de la Historia Universal<br />
que señale al hombre el puesto y el sentido que tiene en ella.<br />
Aun habiendo nacido como crítica de la Filosofía tradicional de talante<br />
cosmologista, la moderna Filosofía de la Historia no logró liberarse totalmente<br />
de la herencia ontológica. La Historia, construida dentro del marco<br />
conceptual señalado antes como una historia de emancipación, aparece a fin<br />
de cuentas como la historia del género humano, de la razón, de la Naturaleza,<br />
de Dios..., es decir, se presupone que existe un sujeto gigante de la Historia<br />
(los «des» anteriores han de entenderse como genitivos subjetivos). El problema<br />
en el que queda entonces estancada esta tradición de pensamiento es<br />
claro: ese Sujeto de la Historia «ha de llegar a hacerse a sí mismo algo que<br />
en cierto modo ya es, pero que en cierto modo todavía no es» “ . Dicho en<br />
una forma más sencilla: si la Historia se concibe como la Historia de Dios,<br />
la dificultad consiste en hacer comprensible su exteriorización, su rebajamiento<br />
para entrar en este mundo; si la Historia se concibe como la Historia<br />
del Género Humano, la dificultad consiste en hacer comprensible cómo esa<br />
Humanidad (entendida como un gran sujeto) es capaz de ir elevándose a sí<br />
misma en virtud de sus propias fuerzas. Esta imputación de un macrosujeto<br />
n la Historia lleva además consigo el que esta última se conciba como un<br />
proceso unilineal, necesario e irreversible. Habermas quiere esquivar ese peligro<br />
de una nueva ontologización de la Historia (por muy larvada que ella<br />
Ncn) y rescatar la verdadera intención que, a su juicio, se escondía detrás de<br />
ella en la tradición de pensamiento a la que nos estamos refiriendo en este<br />
apartado: la explicación del desarrollo sociocultural del hombre como un<br />
proceso de autorreflexión37. Esta última puede caracterizarse provisionalmente<br />
como el desenmascaramiento crítico «de poderes opresores, cuya ob-