LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS
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1 IE G E L , M ARX Y F R E U D 43<br />
que el poder opresor es un tigre de papel creado por él mismo y, en esc<br />
mismo momento, el paciente se libera de su enfermedad. Teoría y praxis,<br />
teoría y terapia, autoconocimiento y auto liberación, coinciden así en el movimiento<br />
psicoanalítico de autorreflexión “ .<br />
La teoría psicoanalítica se deriva así estrictamente de una praxis clínica,<br />
que discurre en la forma de un proceso crítico montado sobre la relación intersubjetiva<br />
de médico y paciente M. Pero, y esta es la crítica central de Habermas<br />
a Freud, el fundador del Psicoanálisis cometió el error de malinterpretar<br />
su propio descubrimiento. Movido por su convicción de que la Psicología<br />
era una Ciencia de la Naturaleza M, Freud menospreció las categorías<br />
que evidenciaban al Psicoanálisis como «un proceso de ilustración (AufklMrungsprozess)»<br />
65 y dio preferencia al modelo energético: «Freud ha presupuesto<br />
implícitamente que su Metapsicología ofrece una formulación estrictamente<br />
científica, en el sentido de las ciencias objetivas; una Metapsicología<br />
que ha desligado el modelo estructural del fundamento de la comunicación<br />
entre médico y paciente y lo ha ligado definitivamente al modelo energético»<br />
Si los trastornos neuróticos pudieran llegar así a reducirse a combinaciones<br />
específicas de quantums de energías localizadas bioquímicamente,<br />
no es de extrañar—concluye Habermas—que Freud haya llegado al extremo<br />
de pensar en la posibilidad de que «un buen día la aplicación terapéutica<br />
del Psicoanálisis se pueda suplir por una aplicación farmacológica de la Bioquímica»<br />
47.<br />
Habermas descubre así, en la naturaleza de la teoría y praxis psicoanalítica<br />
como proceso crítico de ilustración, y en la falsa autointerpretación cienlista<br />
de Freud, el esquema que se refleja también en la aplicación del Psicoanálisis<br />
a una teoría de la cultura, intento emprendido por Freud fundamentalmente<br />
a partir del año 1920.<br />
Freud, señala Habermas, concibe a la cultura en una forma semejante a<br />
la de Marx en su estudio de la sociedad: cultura es para Freud todo aquello<br />
a través de lo cual «el género humano traspasa las condiciones animales de<br />
su existencia», y distingue, como Marx, sólo que con otra nomenclatura, entre<br />
el estado de desarrollo de la Técnica, dominadora de la Naturaleza externa,<br />
y las relaciones de producción que determinan la distribución del producto<br />
total48. Sin embargo, Habermas ve en Freud una diferencia decisiva<br />
respecto a Marx en la concepción de esa misma distinción: Freud «concibe<br />
el marco institucional (es decir, las relaciones de producción en la terminología<br />
anterior) en relación con la represión de tendencias instintivas, represión<br />
que se ha de imponer en todo sistema de autoconservación, independienu<br />
Ibld., 287 s. y 267.<br />
*' Ibíd., 296 y 299.<br />
M Ibíd., 301.<br />
" Ibíd., 300.<br />
“ Ibíd., 308.<br />
*' Ibíd., 301 y 346. En mi opiniáp, esta crítica de Habermas a Freud no está suficientemente<br />
matizada. Véase el último apartado del capítulo III de mi estudio sobre<br />
l'reud, citado en la nota 46.<br />
“ Ibíd., 336.