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LA TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD DE HADERMAS

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HORKHHIM G R, ADORNO Y M A R C U SE 53<br />

Ese mundo se caracteriza por la absolutización de lo rentable, de lo<br />

calculado y calculante, de lo que asegura un dominio sobre la Naturaleza<br />

y sobre los hombres48. Esa unidimensionalidad de la razón técnica, que ha<br />

desterrado de sus fronteras todo tipo de valoración práctica (moral), es<br />

prueba de su carácter totalitario y opresor: la técnica que engendró la sociedad<br />

capitalista es esencialmente política porque es opresora. Con esta<br />

tesis sobre el carácter político de la técnica, quiere Marcuse subrayar la<br />

nueva constelación en la que entran las fuerzas productivas, respecto a las<br />

relaciones de producción, en las sociedades industrializadas modernas: el<br />

desarrollo de las primeras ya no sirve como ilustración, como impulsador<br />

de una crítica de las relaciones de producción ya caducas (como era el<br />

caso en la época de Marx), sino que, por el contrario, se transforma en<br />

legitimación de la organización social existente. La productividad misma<br />

del sistema legitima las cargas que echa sobre los individuos, sin necesidad<br />

de tener que acudir a legitimaciones tradicionales o religiosas. La razón<br />

técnica unidimensional se convierte así en «cemento de una esclavitud, que<br />

no puede hacerse consciente en los hombres porque el orden, al que uno<br />

se esclaviza, es estremecedoramente racional»49.<br />

Marcuse, igual que Horkheimer y Adorno, insiste una y otra vez en<br />

las autodefensas que el mismo aparato técnico-económico produce, para<br />

cegar todo posible resquicio crítico. Para defenderse del fantasma de la<br />

liberación, el sistema moviliza, a nivel físico y psicológico, todos «los medios<br />

totalitarios y horripilantemente efectivos del desarrollo tecnológico» *°.<br />

Marcuse extiende esta crítica a toda sociedad industrializada, es decir, la<br />

aplica no sólo a las sociedades capitalistas, sino también a la Unión Soviética,<br />

que ha incorporado en su desarrollo el mismo tipo de técnica que<br />

dio a luz a su sistema rival51. Así, impotentes ante tamaña alienación, los<br />

hombres sometidos al yugo de la razón técnica unidimensional se ven obligados<br />

a «proseguir su lucha agotadora y retrógrada por la vida, a la vez<br />

que reproducen su propia opresión» a .<br />

Finalmente, Marcuse señala también cómo esa razón unidimensional<br />

alienada ha producido paradójicamente las condiciones materiales que<br />

hacen posible la construcción de una nueva sociedad53. La visión de esa<br />

«nueva sociedad», que Marcuse nos ofrece sobre todo basándose en su<br />

original estudio crítico de la obra de Freud, se nos presenta con rasgos un<br />

tanto fantásticos: se trataría de una sociedad en la que reinarían una<br />

nueva técnica convergente con el arte, una nueva sensibilidad, unos hombres<br />

dotados de nuevas necesidades y de nuevas valoraciones, un trabajo<br />

que convergiría con el juego, una lógica del eros que se levantaría por en-<br />

" Marcuse, H., K uG 2, 127.<br />

w Ibld., 124; KontRev, 10. .<br />

" Marcuse, H., Aggrlnclustr, 16.<br />

” Marcuse, H., Onedim, 51; véase también SovMarx, 1-37.<br />

" Marcuse. H., Aggrlndustr. 16.<br />

11 Marcuse, H., PsychPol, 48.

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