Logica - Juan Jose Sanguineti
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LOGICA<br />
hombre es responsable». Esta nueva verdad es conocida en este<br />
caso por medio de una comparación entre las verdades anteriores,<br />
pues en ellas hay algo en común (el concepto «libertad») que<br />
permite relacionar los conceptos «hombre» y «responsable». En<br />
cambio, de dos enunciados que nada tienen que ver entre sí («el<br />
sol brilla» y «el mar es salado») nada puede concluirse.<br />
El raciocinio, de todos modos, no necesita siempre basarse en<br />
verdades, pues su elemento formal es el concluir algo -indicado en<br />
el «por tanto»- a partir de otras proposiciones, sean éstas<br />
verdaderas, falsas o hipotéticas. Si las premisas son verdaderas, la<br />
conclusión también lo será; si son dudosas, la conclusión heredará<br />
ese carácter. Sin embargo, el vínculo de las premisas a la<br />
conclusión es necesario, y en este sentido la tercera operación de<br />
la mente es un procedimiento riguroso.<br />
Los conocimientos adquiridos por el ejercicio de la inteligencia<br />
en su función directamente contemplativa de la realidad se<br />
llaman verdades inmediatas, conocidas por sí mismas (Santo<br />
Tomás las menciona con el nombre de per se notae). Los<br />
conocimientos que son producto del raciocinio, no evidentes sino<br />
obtenidos por medio de otras verdades anteriores, reciben el<br />
nombre de verdades mediatas (per aliud notae: conocidas por<br />
medio de otras).<br />
Aunque en el lenguaje vulgar los términos entendimiento y<br />
razón se utilizan a veces como sinónimos, filosóficamente se<br />
distinguen entre sí con más precisión. Se denomina entendimiento<br />
(intellectus) a la facultad intelectual en general, o a la función<br />
contemplativa de la inteligencia, por la que captamos verdades<br />
evidentes; y razón (ratio) designa la función discursiva de la<br />
mente, cuando ésta realiza raciocinios57.<br />
Hemos presentado el raciocinio como fruto de la confrontación<br />
de varios enunciados, para alcanzar uno nuevo. Cabe también<br />
un movimiento inverso de la mente: conociendo una determinada<br />
verdad, podemos buscar las premisas desde las que se concluyen.<br />
Las premisas son el porqué de la conclusión: al preguntamos el<br />
porqué de una verdad que conocemos, inquirimos por las premisas<br />
de las que se deduce, que «explican» esa verdad (por ejemplo, «X<br />
está alegre», ¿por qué? «porque tiene buena conciencia, y la alegría<br />
procede de una buena conciencia»). El razonamiento en este caso<br />
no proporciona una nueva verdad, sino que más bien la<br />
5 7. Cfr. J. P e g h a ir e, «Intellectus et Ratio» selon Saint Thomas d ’Aquin,<br />
V rin , P arís 1936.<br />
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