Logica - Juan Jose Sanguineti
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LOGICA<br />
ción, automóvil, estamos entendiendo algo; eso que entendemos<br />
se puede denominar una esencia, o naturaleza (un quid), y es fruto<br />
de la «primera operación de la mente», la simple aprehensión, por<br />
la que, al entender algo, formamos un concepto. Ese contenido<br />
inteligible o existe en la realidad (por ejemplo, al comprender la<br />
idea de nación, entendemos lo que son las naciones concretas), o<br />
bien existe sólo en nuestra mente (por ejemplo, la idea de<br />
hombre-lobo)8. Conviene distinguir:<br />
a) el concepto es lo entendido por la mente, en cuanto está<br />
en la mente. Así, hablamos del concepto de hombre,<br />
caballo, etc. Como es obvio, el concepto pertenece a la<br />
mente, no a las cosas. Hay caballos reales, pero el<br />
concepto de caballo está en la mente del que entiende<br />
la naturaleza real del caballo;<br />
b) la esencia, inteligible para la mente y entendida en el<br />
concepto, es en sí misma un modo de ser (por ejemplo, la<br />
esencia casa, continente, triángulo). Todas las cosas son<br />
algo: tienen una esencia. La esencia es real, independientemente<br />
de que nosotros la entendamos. Pero como ya<br />
dijimos, hay también entes de razón («esencias» que<br />
existen sólo en cuanto pensadas).<br />
Veamos a continuación cómo el concepto significa la esencia,<br />
sin ser la misma esencia.<br />
Los conceptos significan la esencia de las cosas. Entendemos<br />
aquí esencia en un sentido amplio, no como la naturaleza<br />
substancial de algo (la esencia del hombre, del león), sino como<br />
una propiedad inteligible de las cosas, como ser rojo, alto,<br />
triangular. No es que rojo, alto, indiquen propiedades que «tienen»<br />
una esencia, sino que significan propiedades que son, precisamente,<br />
esencias (ciertamente las cosas concretas no son esencias, sino<br />
que las poseen: las cosas son rojas, altas).<br />
De este modo, el concepto nos remite primariamente a la<br />
realidad, no al mismo concepto (cfr. De Anima, a.2, ad 5). De no<br />
ser así, el realismo sería imposible, pues el pensamiento -único<br />
medio con el que contamos para entender la realidad- quedaría<br />
encerrado en sí mismo. Por reflexión posterior, secundariamente,<br />
podemos hacer del mismo concepto el objeto de nuestro<br />
conocer, como cuando pensamos en nuestra «idea de mesa», y<br />
no en la mesa real (cfr. S.Th., I, q.85, a.2).<br />
8. Cfr. O.N. D e r is i, Concepto y ser, en «Sapientia», Buenos Aires 1964,<br />
n.71, pp. 3-8.<br />
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