30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

grandeza de corazón de su exc<strong>el</strong>encia, porque aqu<strong>el</strong>lo no era óleo sino pintura<br />

doméstica de la más indigna, sapolín de pintar ventanas, exc<strong>el</strong>encia, debajo d<strong>el</strong><br />

aroma de las resinas naturales que habían disu<strong>el</strong>to en la pintura quedaba<br />

todavía <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ente bastardo de la trementina, quedaban costras de yeso,<br />

quedaba una humedad persistente que no era <strong>el</strong> sudor d<strong>el</strong> último escalofrío de<br />

la muerte como le habían hecho creer a él sino la humedad de artificio d<strong>el</strong> lino<br />

saturado de aceite de linaza y escondido en lugares oscuros, créame que lo<br />

lamento, concluyó <strong>el</strong> nuncio con un pesar legítimo, pero no acertó a decir más<br />

ante <strong>el</strong> anciano granítico que lo observaba sin parpadear desde la hamaca, que<br />

lo había escuchado desde <strong>el</strong> limo de sus lúgubres silencios asiáticos sin mover<br />

siquiera la boca para contradecirlo a pesar de que nadie conocía mejor que él<br />

la verdad d<strong>el</strong> prodigio secreto de la sábana en que yo mismo te envolví con mis<br />

propias manos, madre, yo me asusté con <strong>el</strong> primer silencio de tu muerte que<br />

fue como si <strong>el</strong> mundo hubiera amanecido en <strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong> mar, yo vi <strong>el</strong> milagro,<br />

carajo, pero a pesar de su certidumbre no interrumpió <strong>el</strong> veredicto d<strong>el</strong> nuncio,<br />

apenas parpadeó dos veces sin cerrar los ojos como las iguanas, apenas<br />

sonrió, está bien, padre, suspiró al fin, será como usted dice, pero le advierto<br />

que usted carga con <strong>el</strong> peso de sus palabras, se lo repito letra por letra para<br />

que no lo olvide en <strong>el</strong> resto de su larga vida que usted carga con <strong>el</strong> peso de sus<br />

palabras, padre, yo no respondo. El mundo permaneció en un sopor durante<br />

aqu<strong>el</strong>la semana de malos presagios en que él no se levantó de la hamaca ni<br />

para comer, se espantaba con <strong>el</strong> abanico a los pájaros amaestrados que se le<br />

paraban en <strong>el</strong> cuerpo, se espantaba los lamparones de luz de las trinitarias<br />

creyendo que eran pájaros amaestrados, no recibió a nadie, no dio una orden,<br />

pero la fuerza pública se mantuvo impasible cuando las turbas de fanáticos a<br />

su<strong>el</strong>do asaltaron <strong>el</strong> palacio de la Nunciatura Apostólica, saquearon <strong>el</strong> museo de<br />

r<strong>el</strong>iquias históricas, sorprendieron al nuncio haciendo la siesta a la intemperie<br />

en <strong>el</strong> remanso d<strong>el</strong> jardín interior, lo sacaron desnudo a la calle, se le cagaron<br />

encima mi general, imagínese, pero él no se movió de la hamaca, ni siquiera<br />

parpadeó cuando le vinieron con la novedad mi general de que al nuncio lo<br />

estaban paseando en un burro por las calles d<strong>el</strong> comercio bajo un chaparrón de<br />

lavazas de cocina que le vaciaban desde los balcones, le gritaban mano<br />

pancha, miss vaticano, dejad que los niños vengan a mí, y sólo cuando lo<br />

abandonaron medio muerto en <strong>el</strong> muladar d<strong>el</strong> mercado público él se incorporó

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!