30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

dormido dentro d<strong>el</strong> estanque d<strong>el</strong> patio privado cuando tomaba <strong>el</strong> baño de<br />

aguas medicinales, soñaba contigo, madre, soñaba que eras tú quien hacía las<br />

chicharras que se reventaban de tanto pitar sobre mi cabeza entre las ramas<br />

florecidas d<strong>el</strong> almendro de la vida real, soñaba que eras tú quien pintaba con<br />

tus pinc<strong>el</strong>es las voces de colores de las oropéndolas cuando se despertó<br />

sobresaltado por <strong>el</strong> eructo imprevisto de sus tripas en <strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong> agua, madre,<br />

despertó congestionado de rabia en <strong>el</strong> estanque pervertido de mi vergüenza<br />

donde flotaban los lotos aromáticos d<strong>el</strong> orégano y la malva, flotaban los<br />

azahares nuevos desprendidos d<strong>el</strong> naranjo, flotaban las hicoteas alborozadas<br />

con la novedad d<strong>el</strong> reguero de cagarrutas doradas y tiernas de mi general en<br />

las aguas fragantes, qué vaina, pero él había sobrevivido a esa y a tantas otras<br />

infamias de la edad y había reducido al mínimo <strong>el</strong> personal de servicio para<br />

afrontarlas sin testigos, nadie lo había de ver vagando sin rumbo por la casa de<br />

nadie durante días enteros y noches completas con la cabeza envu<strong>el</strong>ta en<br />

trapos ensopados de bairún, gimiendo de desesperación contra las paredes,<br />

empalagado de tabonucos, enloquecido por <strong>el</strong> dolor de cabeza insoportable d<strong>el</strong><br />

que nunca le habló ni a su médico personal porque sabía que no era más que<br />

uno más de los tantos dolores inútiles de la decrepitud, lo sentía llegar como un<br />

trueno de piedras desde mucho antes de que aparecieron en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o los<br />

nubarrones de la borrasca y ordenaba que nadie me moleste cuando apenas<br />

había empezado a girar <strong>el</strong> torniquete en las sienes, que nadie entre en esta<br />

casa pase lo que pase, ordenaba, cuando sentía crujir los huesos d<strong>el</strong> cráneo<br />

con la segunda vu<strong>el</strong>ta d<strong>el</strong> torniquete, ni Dios si viene, ordenaba, ni si me muero<br />

yo, carajo, ciego de aqu<strong>el</strong> dolor desalmado que no le concedía ni un instante de<br />

tregua para pensar hasta <strong>el</strong> fin de los siglos de desesperación en que se<br />

desplomaba la bendición de la lluvia, y entonces nos llamaba, lo<br />

encontrábamos recién nacido con la mesita lista para la cena frente a la<br />

pantalla muda de la t<strong>el</strong>evisión, le servíamos carne guisada, frijoles con tocino,<br />

arroz de coco, tajadas de plátano frito, una cena inconcebible a su edad que él<br />

dejaba enfriar sin probarla siquiera mientras veía la misma p<strong>el</strong>ícula de<br />

emergencia en la t<strong>el</strong>evisión, consciente de que algo quería ocultarle <strong>el</strong> gobierno<br />

si habían vu<strong>el</strong>to a pasar <strong>el</strong> mismo programa de circuito cerrado sin advertir<br />

siquiera que los rollos de la p<strong>el</strong>ícula estaban invertidos, qué carajo, decía,<br />

tratando de olvidar lo que quisieron ocultarle, si fuera algo peor ya se supiera,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!