30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

termómetro a las vacas y les daba de comer fenacetina para bajarles la fiebre,<br />

que había hecho construir una tumba de honor para un almirante de la mar<br />

océana que no existía sino en mi imaginación febril cuando yo mismo vi con<br />

estos mis ojos misericordiosos las tres carab<strong>el</strong>as fondeadas frente a mi<br />

ventana, que había despilfarrado los fondos públicos en <strong>el</strong> vicio irreprimible de<br />

comprar aparatos de ingenio y hasta había pretendido que los astrónomos<br />

perturbaran <strong>el</strong> sistema solar para complacer a una reina de la b<strong>el</strong>leza que sólo<br />

había existido en las visiones de su d<strong>el</strong>irio, y que en un ataque de demencia<br />

senil había ordenado meter a dos mil niños en una barcaza cargada de<br />

cemento que fue dinamitada en <strong>el</strong> mar, madre, imagínese usted, qué hijos de<br />

puta, y era con base en aqu<strong>el</strong>los testimonios solemnes que <strong>el</strong> general Rodrigo<br />

de Aguilar y <strong>el</strong> estado mayor de las guardias presidenciales en pleno habían<br />

decidido internarlo en <strong>el</strong> asilo de ancianos ilustres de los acantilados en la<br />

medianoche d<strong>el</strong> primero de marzo próximo durante la cena anual d<strong>el</strong> Santo<br />

Áng<strong>el</strong> Custodio, patrono de los guardaespaldas, o sea dentro de tres días mi<br />

general, imagínese, pero a pesar de la inminencia y <strong>el</strong> tamaño de la<br />

conspiración él no hizo ningún gesto que pudiera suscitar la sospecha de que<br />

la había descubierto, sino que a la hora prevista recibió como todos los años a<br />

los invitados de su guardia personal y los hizo sentar a la mesa d<strong>el</strong> banquete a<br />

tomar los aperitivos mientras llegaba <strong>el</strong> general Rodrigo de Aguilar a hacer <strong>el</strong><br />

brindis de honor, departió con <strong>el</strong>los, se rió con <strong>el</strong>los, uno tras otro, en<br />

distracciones furtivas, los oficiales miraban sus r<strong>el</strong>ojes, se los ponían en <strong>el</strong><br />

oído, les daban cuerda, eran las doce menos cinco pero <strong>el</strong> general Rodrigo de<br />

Aguilar no llegaba, había un calor de caldera de barco perfumado de flores, olía<br />

a gladiolos y tulipanes, olía a rosas vivas en la sala cerrada, alguien abrió una<br />

ventana, respiramos, miramos los r<strong>el</strong>ojes, sentimos una ráfaga tenue d<strong>el</strong> mar<br />

con un olor de guiso tierno de comida de bodas, todos sudaban menos él,<br />

todos padecimos <strong>el</strong> bochorno d<strong>el</strong> instante bajo la lumbre intacta d<strong>el</strong> animal<br />

vetusto que parpadeaba con los ojos abiertos en un espacio propio reservado<br />

en otra edad d<strong>el</strong> mundo, salud, dijo, la mano inap<strong>el</strong>able de lirio lánguido volvió<br />

a levantar la copa con que había brindado toda la noche sin beber, se oyeron<br />

los ruidos viscerales de las máquinas de los r<strong>el</strong>ojes en <strong>el</strong> silencio de un abismo<br />

final, eran las doce, pero <strong>el</strong> general Rodrigo de Aguilar no llegaba, alguien trató<br />

de levantarse, por favor, dijo, él lo petrificó con la mirada mortal de que nadie

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!