30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

arpa, madre, <strong>el</strong> instrumento sagrado cuyas notas conjuraban la tempestad y<br />

apresuraban los ciclos de las cosechas y que <strong>el</strong> general Saturno Santos<br />

pulsaba con un arte d<strong>el</strong> corazón que despertó en todos nosotros la nostalgia de<br />

las noches de horror de la guerra, madre, nos alborotó <strong>el</strong> olor a sarna de perro<br />

de la guerra, nos resolvió en <strong>el</strong> alma la canción de la guerra de la barca de oro<br />

que debe conducirnos, la cantaban a coro con toda <strong>el</strong> alma, madre, d<strong>el</strong> puente<br />

me devolví bañado en lágrimas, cantaban, mientras se comieron un pavo con<br />

ciru<strong>el</strong>as y medio lechón, y bebía cada uno de su bot<strong>el</strong>la personal, cada uno de<br />

su alcohol propio, todos menos él y <strong>el</strong> general Saturno Santos que no probaron<br />

una gota de licor en toda su vida, ni fumaron, ni comieron más de lo<br />

indispensable para vivir, cantaron a coro en mi honor la canción de las<br />

mañanitas que cantaba <strong>el</strong> rey David, cantaron llorando todas las canciones de<br />

f<strong>el</strong>icitación de cumpleaños que se cantaban antes de que <strong>el</strong> cónsul Hanemann<br />

nos viniera con la nov<strong>el</strong>ería mi general d<strong>el</strong> fonógrafo de bocina con <strong>el</strong> cilindro<br />

d<strong>el</strong> happy birthday, cantaban medio dormidos, medio muertos de la borrachera,<br />

sin preocuparse más d<strong>el</strong> anciano taciturno que al golpe de las doce descolgó la<br />

lámpara y se fue a revisar la casa antes de acostarse de acuerdo con su<br />

costumbre de cuart<strong>el</strong> y vio por última vez al pasar de regreso por la sala de<br />

fiesta a los seis generales ap<strong>el</strong>otonados en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, los vio abrazados, inertes<br />

y plácidos, al amparo de las cinco escoltas que se vigilaban entre sí, porque<br />

aun dormidos y abrazados se temían unos a otros casi tanto como cada uno de<br />

<strong>el</strong>los le temía a él y como él les temía a dos de <strong>el</strong>los confabulados, y él volvió a<br />

colgar la lámpara en <strong>el</strong> dint<strong>el</strong> y pasó los tres cerrojos, los tres pestillos, las tres<br />

aldabas de su dormitorio, y se tiró en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, bocabajo, con <strong>el</strong> brazo derecho<br />

en lugar de la almohada, en <strong>el</strong> instante en que los estribos de la casa se<br />

remecieron con la explosión compacta de todas las armas de las escoltas<br />

disparadas al mismo tiempo, una vez, carajo, sin un ruido intermedio, sin un<br />

lamento, y otra vez, carajo, y ya está, se acabó la vaina, sólo quedó un r<strong>el</strong>ente<br />

de pólvora en <strong>el</strong> silencio d<strong>el</strong> mundo, sólo quedó él a salvo para siempre de la<br />

zozobra d<strong>el</strong> poder cuando vio en las primeras malvas d<strong>el</strong> nuevo día los<br />

ordenanzas d<strong>el</strong> servicio chapaleando en <strong>el</strong> pantano de sangre de la sala de<br />

fiestas, vio a su madre Bendición Alvarado estremecida por un vértigo de horror<br />

al comprobar que las paredes rezumaban sangre por más que las secaran con<br />

cal y ceniza, señor, que las alfombras seguían chorreando sangre por mucho

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!