30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

los insomnios de tantas noches iguales de los tiempos de la lotería, aunque le<br />

era imposible olvidarse de ese taller de horror a tan escasa distancia de su<br />

dormitorio porque en las noches de lunas quietas lo despertaban las músicas<br />

de trenes fugitivos de las albas de truenos de Bruckner que hacían estragos de<br />

diluvios y dejaban una desolación de piltrafas de túnicas de novias muertas en<br />

las ramazones de los almendros de la antigua mansión de lunáticos<br />

holandeses para que no se oyeran desde la calle los alaridos de pavor y dolor<br />

de los moribundos, y todo eso sin cobrar un céntimo mi general, pues José<br />

Ignacio Sáenz de la Barra disponía de su su<strong>el</strong>do para comprar las ropas de<br />

príncipe, las camisas de seda natural con <strong>el</strong> monograma en <strong>el</strong> pecho, los<br />

zapatos de cabritilla, las cajas de gardenias para la solapa, las lociones de<br />

Francia con los blasones de la familia impresos en la etiqueta original, pero no<br />

tenía mujer conocida ni se dice que sea marica ni tiene un solo amigo ni una<br />

casa propia para vivir, nada mi general, una vida de santo, esclavizado en la<br />

fábrica de suplicios hasta que lo tumbaba <strong>el</strong> cansancio sobre <strong>el</strong> diván de la<br />

oficina donde dormía de cualquier modo pero nunca de noche ni nunca más de<br />

tres horas cada vez, sin guardia en la puerta, sin un arma a su alcance, bajo la<br />

protección anh<strong>el</strong>ante de Lord Kóch<strong>el</strong> que no cabía dentro d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>lejo por la<br />

ansiedad que le causaba <strong>el</strong> no comer sino lo único que dicen que come, es<br />

decir, las tripas calientes de los decapitados, haciendo ese ruido de borboriteo<br />

de marmita para despertarlo apenas su mirada de persona humana sentía a<br />

través de las paredes que alguien se acercaba a la oficina, quien quiera que<br />

sea, mi general, ese hombre no se confía ni d<strong>el</strong> espejo, tomaba sus decisiones<br />

sin consultarlas con nadie después de escuchar los informes de sus agentes,<br />

nada sucedía en <strong>el</strong> país ni daban un suspiro los desterrados en cualquier lugar<br />

d<strong>el</strong> planeta que José Ignacio Sáenz de la Barra no lo supiera al instante a<br />

través de los hilos de la t<strong>el</strong>araña invisible de d<strong>el</strong>ación y soborno con que tiene<br />

cubierta la bola d<strong>el</strong> mundo, que en eso se gastaba la plata, mi general, pues no<br />

era cierto que los torturadores tuvieran su<strong>el</strong>do de ministros como decían, al<br />

contrario, se ofrecían gratis para demostrar que eran capaces de descuartizar a<br />

su madre y echarles los pedazos a los puercos sin que se les notara en la voz,<br />

en lugar de cartas de recomendación y certificados de buena conducta ofrecían<br />

testimonios de antecedentes atroces para que les dieran <strong>el</strong> empleo a las<br />

órdenes de los torturadores franceses que son racionalistas mi general, y por

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!