30.04.2013 Views

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

gabriel-garcc3ada-mc3a1rquez-el-otoc3b1o-del-patriarca

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

lavar y planchar, y yo mismo para hacerme cargo de las vacas y los pájaros<br />

cuando los haya, y no más desp<strong>el</strong>ote de putas en los excusados ni lazarinos en<br />

los rosales ni doctores de letras que todo lo saben ni políticos sabios que todo<br />

lo ven, que al fin y al cabo esto es una casa presidencial y no un burd<strong>el</strong> de<br />

negros como dijo Patricio Aragonés que dijeron los gringos, y yo solo me basto<br />

y me sobro para seguir mandando hasta que vu<strong>el</strong>va a pasar <strong>el</strong> cometa, y no<br />

una vez sino diez, porque lo que soy yo no me pienso morir más, qué carajo,<br />

que se mueran los otros, decía, hablando sin pausas para pensar, como si<br />

recitara de memoria, porque sabía desde la guerra que pensando en voz alta<br />

se le espantaba <strong>el</strong> miedo de las cargas de dinamita que sacudían la casa,<br />

haciendo planes para mañana por la mañana y para <strong>el</strong> siglo entrante al<br />

atardecer hasta que sonó en la calle <strong>el</strong> último tiro de gracia y <strong>el</strong> general Rodrigo<br />

de Aguilar se arrastró culebreando y ordenó por la ventana que buscaran los<br />

carros de la basura para llevarse los muertos y salió d<strong>el</strong> salón diciendo que<br />

pase buenas noches mi general, buenas, compadre, contestó él, muchas<br />

gracias, acostado bocabajo en <strong>el</strong> mármol funerario d<strong>el</strong> salón d<strong>el</strong> consejo de<br />

ministros, y luego dobló <strong>el</strong> brazo derecho para que le sirviera de almohada y se<br />

durmió en <strong>el</strong> acto, más solo que nunca, arrullado por <strong>el</strong> rumor d<strong>el</strong> reguero de<br />

hojas amarillas de su otoño de lástima que aqu<strong>el</strong>la noche había empezado<br />

para siempre en los cuerpos humeantes y los charcos de lunas coloradas de la<br />

masacre. No tuvo que tomar ninguna de las determinaciones previstas, pues <strong>el</strong><br />

ejército se desbarató solo, las tropas se dispersaron, los pocos oficiales que<br />

resistieron hasta última hora en los cuart<strong>el</strong>es de la ciudad y en otros seis d<strong>el</strong><br />

país fueron aniquilados por los guardias presidenciales con la ayuda de<br />

voluntarios civiles, los ministros sobrevivientes se exilaron al amanecer y sólo<br />

quedaron los dos más fi<strong>el</strong>es, uno que además era su médico particular y otro<br />

que era <strong>el</strong> mejor calígrafo de la nación, y no tuvo que decirle que si a ningún<br />

poder extranjero porque las arcas d<strong>el</strong> gobierno se desbordaron de anillos<br />

matrimoniales y diademas de oro recaudados por partidarios imprevistos, ni<br />

tuvo que comprar esteras ni taburetes de cuero de los más baratos para<br />

remendar los estragos de la defenestración, pues antes de que acabaran de<br />

pacificar <strong>el</strong> país estaba restaurada y más suntuosa que nunca la sala de<br />

audiencias, y había jaulas de pájaros por todas partes, guacamayas<br />

deslenguadas, loritos reales que cantaban en las cornisas para España no para

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!