Etnografías de lo digital - UNED
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III Congreso Online - Observatorio para la Cibersociedad<br />
‘Conocimiento abierto, Sociedad libre’<br />
35<br />
<strong>Etnografías</strong> <strong>de</strong> <strong>lo</strong> Digital<br />
Grupo <strong>de</strong> trabajo<br />
Lo banal, <strong>lo</strong> cotidianamente insulso, se convierte en una suerte <strong>de</strong> caja negra <strong>de</strong> la<br />
investigación etnográfica que en pocas ocasiones ve la luz 20 . Sin embargo, esta caja<br />
negra tiene una importancia fundamental en el proceso <strong>de</strong> comprensión etnográfica,<br />
hasta el punto <strong>de</strong> ser, quizá, su principal pilar epistemológico.<br />
La etnografía urbana ha conseguido, a <strong>lo</strong> largo <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s últimos años, subrayar la<br />
importancia y esquivar parte <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s complejos metodológicos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>tallada, y a<br />
menudo aparentemente banal, observación microsocio<strong>lo</strong>gica. En el campo <strong>de</strong> la<br />
etnografía virtual, la presencia <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> materiales y contenidos triviales ha<br />
sido aún más claro, quizá porque no ha quedado más remedio que fijarse en <strong>lo</strong><br />
banal y minúscu<strong>lo</strong>, ante la clara dimensión lúdica <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />
virtuales. Los ciber-espacios son, en gran parte, lugares <strong>de</strong>stinados al ocio y las<br />
relaciones sociales, por <strong>lo</strong> que las observaciones etnográficas difícilmente daban con<br />
otro tipo <strong>de</strong> contenidos. Es necesario compren<strong>de</strong>r y asumir este factor a la hora <strong>de</strong><br />
realizar etnografías virtuales, ya que minimizar<strong>lo</strong> o no tener<strong>lo</strong> en cuenta, ya sea<br />
<strong>de</strong>liberada o inconscientemente, en aras <strong>de</strong> dar mayor relevancia y soli<strong>de</strong>z a un<br />
recuento etnográfico, no hará más que ocultar el auténtico dinamismo y vitalidad<br />
social que hacen que ese espacio virtual, en última instancia, exista.<br />
La conversación en minúsculas, el simple charlar intranscen<strong>de</strong>nte, sirve como nodo<br />
básico <strong>de</strong> sociabilidad. Probablemente por esta razón, <strong>lo</strong>s ciber-espacios y las<br />
llamadas comunida<strong>de</strong>s virtuales han sido saludadas y ben<strong>de</strong>cidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />
<strong>de</strong>terminada manera <strong>de</strong> pensar la vida pública y el espacio público. Ante la<br />
progresiva erosión <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s espacios públicos, su pérdida <strong>de</strong> significatividad social, su<br />
profilización, su no-lugarización, su alisamiento… Ante el creciente retroceso que la<br />
vida social en <strong>lo</strong>s espacios públicos está teniendo en el mundo occi<strong>de</strong>ntal; a veces<br />
poniendo como excusa la regeneración, recuperación y reor<strong>de</strong>nación <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>terminadas zonas urbanas, a veces en provecho <strong>de</strong> una sensación <strong>de</strong> mal<br />
entendida seguridad; a veces, simplemente por la creciente domestificación y<br />
aislamiento a la que se somete a la vida social… Ante todo el<strong>lo</strong>, algunos<br />
pensadores/divulgadores/activistas como Rheingold 21 , ya hace tiempo que<br />
vislumbraron <strong>lo</strong>s ciber-espacios como una alternativa posible. Terceros espacios,<br />
terceros lugares o cualquier otra nomenclatura es válida para proyectar en estos<br />
nuevos espacios sintéticos para <strong>lo</strong> social, la esperanza <strong>de</strong>l reencuentro <strong>de</strong> las<br />
personas con sus congéneres.<br />
Recuperar la plaza, el café, el mercado y la conversación informal, pue<strong>de</strong> ser un<br />
camino para recuperar <strong>lo</strong>s víncu<strong>lo</strong>s <strong>de</strong> sociabilidad activa <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s qué, según parece,<br />
nos hemos ido <strong>de</strong>sprendiendo a <strong>lo</strong> largo <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l sig<strong>lo</strong> XX. Los ciberespacios<br />
fueron, precisamente, vislumbrados y celebrados como una posible ágora<br />
electrónica, pero no porque tuviera, intrínsecamente, mecanismos para un<br />
20 A pesar <strong>de</strong> todo, consi<strong>de</strong>ro que son más que <strong>lo</strong>ables <strong>lo</strong>s intentos <strong>de</strong> visibilización <strong>de</strong> <strong>lo</strong> humano y <strong>lo</strong><br />
banal <strong>de</strong>l proceso etnográfico que se producen durante <strong>lo</strong>s años <strong>de</strong> apogeo <strong>de</strong>l llamado<br />
postmo<strong>de</strong>rnismo. La apertura <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s Diarios <strong>de</strong> Malinowski (1979), <strong>lo</strong>s paseos aparentemente<br />
erráticos <strong>de</strong> Augé (1987) e incluso <strong>lo</strong>s <strong>de</strong>vaneos hormonales <strong>de</strong> Rabinow (1992) no son ningún<br />
atentado a la sacrosanta disciplina, sino una manera <strong>de</strong> subrayar la verda<strong>de</strong>ra importancia <strong>de</strong>l<br />
contacto inmediato, cotidiano y minúscu<strong>lo</strong> en el proceso etnográfico. Son factores irreemplazables.<br />
21 Más que a Howard Rheingold (1994), aquí hay que referirse a su fuente en esta argumentación,<br />
Ray Ol<strong>de</strong>nburg (1991).