Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española
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psicológico se comprende el delirio de cuatro maneras, hace las siguientes<br />
consideraciones sobre la primera: Como rendimiento psicológico, sólo<br />
hay delirio cuando la inteligencia no está perturbada y cuando no existe<br />
perturbación que, alterando, momentáneamente, el estado de conciencia,<br />
sirva de base para los juicios falsos. Aun estando en orden el aparato del<br />
pensamiento y el poder de valoración del enfermo, existe, en su<br />
pensamiento, algo que le da evidencias patentes donde los demás,<br />
inclusive, otros pacientes ven engaño. Entretanto, si su propio<br />
pensamiento está en orden, si él mismo puede ser, ingeniosamente,<br />
utilizado para el desenvolvimiento del delirio, en ese caso el delirio no<br />
constituye un disturbio del pensamiento. Por la observación del<br />
rendimiento psicológico, que es el que ocurre en primer lugar, se llega a<br />
la deducción negativa de no ser el delirio un disturbio, propiamente, del<br />
rendimiento, y sí, originarse desde una profundidad que aparece en los<br />
juicios delirantes, pero que no tiene en sí misma, carácter de juicio”. Y<br />
complementa con un ejemplo de cómo puede el delirio elaborar<br />
rendimientos creativos: ‘Un esquizofrénico (operario, después policía)<br />
vivencia fenómenos “hechos” típicos, movimientos de los brazos y<br />
piernas; también oye voces. Piensa en hipnosis a distancia y telepatía, se<br />
pone a sospechar de cierta persona, la denuncia a la policía, manda a un<br />
detective particular a investigar y, finalmente, se convence de que sus<br />
sospechas son infundadas. Grita, entonces: ‘Si no hay nadie<br />
influenciándome, si no hay ilusión de los sentidos, conforme sé<br />
perfectamente, ¿quién puede ser? Lo que me da respuesta son la manera<br />
como soy perseguido y atormentado y también la significación de las<br />
conversaciones y de los movimientos que hago. Quiero decir, que hay<br />
encima de mí, un ente malévolo, supraterreno, que me está influenciando<br />
y atormentando sin cesar. Lo que se pretende, influenciándome así, es<br />
llevarme a la destrucción, del cuerpo y del alma. Lo que estoy sintiendo<br />
¿reposa en los mismos fenómenos que se observan en los enfermos<br />
mentales o mi caso es singular, excepcional? … Me siento obligado, en<br />
interés de la humanidad, a declarar, por escrito, –si los fenómenos que<br />
se presentan en mí reposan en los mismos supuestos que aquellos<br />
observados en los enfermos mentales– mi convicción de no ser correcta<br />
la concepción que tienen los médicos de reposar en la ilusión de los<br />
sentidos las voces oídas por varios enfermos mentales…Sin embargo,<br />
ANUARIO ESPÍRITA 111