Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española

alérgica, que les impide exponerse a cualquier luz más fuerte que la de un
farol. Así la casa permanece siempre a obscuras, protegida por cortinas
pesadas. Su marido Charles, que fue a luchar en la guerra, es considerado
desaparecido y aún es aguardado por la familia.
Después del abandono inexplicable de todos los empleados,
aparecen, inesperadamente, ofreciendo sus servicios, tres nuevos y
misteriosos criados: el ama de casa Bertha Mills (F. Flanagan), un jardinero
y una joven muda.
Surgen “extraños” en casa que se manifiestan por voces, movimientos
de puertas y diversos ruidos. Apenas la niña Anne (A. Mann)
garantiza que ve y conversa con “fantasmas”, especialmente con el muchacho
Víctor, esclareciendo que “ellos visitan la casa que les pertenece”.
En vista de esas manifestaciones, dialogando con la patrona, el ama
de llaves exteriorizó su pensamiento: “Creo que, a veces, el mundo de los
muertos se mezcla al mundo de los vivos”. Pero, la señora Grace, católica
fervorosa, refutó su opinión, afirmando: “Eso es imposible. Dios jamás
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