Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española
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–Veo, Mikhailo, que usted no es un simple hombre y no tengo derecho<br />
de detenerlo ni de hacerle preguntas. Pero, dígame sólo una cosa: cuando<br />
lo encontré y traje para casa, usted estaba triste. Pero, cuando mi mujer le<br />
dio algo de comer, usted sonrió, y después de eso se tornó más alegre.<br />
Enseguida, cuando el barín encomendó las botas, usted sonrió por segunda<br />
vez, y después de eso se tornó aún más alegre; y ahora, cuando esa mujer<br />
trajo a las dos pequeñas, ¿por qué sonrió por tercera vez y se volvió<br />
enteramente radiante? Dígame Mikhailo, ¿por qué se irradió de usted tal<br />
luz y por qué sonrió tres veces?<br />
Mikhailo respondió:<br />
–La luz se irradió de mí porque fui castigado y Dios ahora me<br />
perdonó. Y sonreí las tres veces porque era requerido de mí que aprendiese<br />
tres de las verdades de Dios, y ahora yo las aprendí. La primera, aprendí<br />
cuando su esposa tuvo compasión de mí, y así sonreí; la segunda, cuando<br />
el rico señor encomendó las botas, y sonreí por segunda vez; y ahora que<br />
conocí a las pequeñas, aprendí la tercera y última verdad y sonreí por<br />
tercera vez.<br />
Y Semyon pidió:<br />
–Dígame, Mikhailo, ¿por qué Dios lo castigó y cuáles eran las tres<br />
verdades de Dios, para que yo, también, las conozca?<br />
Mikhailo explicó entonces:<br />
–Dios me castigó porque yo le desobedecí. Yo era un ángel en el<br />
cielo y desobedecí a Dios. Yo era un ángel en el cielo y el Señor me envió<br />
a la Tierra para llevar de regreso el alma de una cierta mujer. Descendí<br />
volando a la Tierra y vi a la mujer acostada, solita –ella estaba enferma–,<br />
acabara de tener gemelas, dos niñitas. Las pequeñas estaban cerca de la<br />
madre, pero ella no les podía dar el seno. La madre me vio. Comprendió<br />
que Dios me enviara para llevarle el alma. Rompió en lágrimas y dijo:<br />
“Ángel de Dios, acabé de enterrar a mi marido. Un árbol cayó sobre él en<br />
la floresta y lo mató. No tengo hermana, ni tía, ni madre que cuiden de mis<br />
pequeñitas. No lleve mi alma, deje que yo misma críe a mis hijas, las<br />
amamante y las enseñe a andar. Es imposible que un niño viva sin padre ni<br />
madre”.<br />
ANUARIO ESPÍRITA 201