Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española

psicológico espontáneo y artefactos creados por la situación o por el
observador; y vinieron a dar, simultáneamente, en un expediente para
la pesquisa de un sobremundo que se ajusta al espíritu de la época,
sobremundo de espíritus, demonios, efectos distantes ocultos
clarividencia, etc.”.
10 – Pp. 890-891- Sobre datos estadísticos de suicidio, recolectados
en Prusia, entre 1849-1855 y 1907, y en Baviera, entre 1844-1890 y 1890-
1899, en grupos de católicos, protestantes y judíos, envolviendo “1 000
000 de almas”, en una demostración inequívoca de la acción de los
obsesores sobre suicidas reencarnados.
11 – P. 940 – Después de afirmar, en la p. 911, citando a
Nietzsche (1844-1900), para quien el hombre es “el animal no
definido”, considerando como “enfermo” al ser humano, debido a sus
pocos instintos y por eso mismo dejado “a una opción que tiene que
hacerse libremente”, y concluir con Aristóteles (384-322 a.C.) que “el
alma, a bien decir, es todo”, nos ofrece las siguientes consideraciones
sobre las ideas especulativas en torno a la enfermedad y la salud en
general: Novalis [seudónimo de Georg Friedrich Philipp, Barón de
Hardenberg (1772-1801), poeta romántico alemán]: ‘Nuestras
enfermedades son fenómenos que constituyen elevación de una
sensación, la cual pretende adquirir más fuerzas’. Y un psiquiatra
moderno escribió: ‘La neurosis no es una simple debilidad, mas puede
representar, veladamente, el predicado de nobleza del hombre’. (G. R.
Heyer). El amor de un administrador de un nosocomio por los enfermos
entregados a guarda tal vez se pueda comprender, en conexión con la
idea de la significación de la enfermedad humana, con la siguiente
descripción, tan singular, hecha por Jessen, en una reunión de
científicos realizada en Kiel, el 21 de agosto de 1846: ‘Ya conocí y
traté, como médico, a 1500 enfermos mentales; he vivido entre ellos
y con ellos más que con gente sana. Si tuviese que juzgar sobre el
valor moral de los locos en comparación con aquellos que pasan por
sanos, sería a favor de los primeros. Declaro, libremente, que tengo
mayor estimación por los enfermos mentales en general que por otras
personas; que me place vivir entre ellos; que, en la sociedad de ellos,
no me hace falta la convivencia de las personas sanas; e incluso digo
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