Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española

Trovas de Soares da Cunha, manuscrita, con bellísimo talle de letras,
editada por Villa Rica Editoras Reunidas (Belo Horizonte-MG, 2ª
Edición, 1996), que nos fue enviada por el Autor, acompañada de su
Curriculum Vitae, del cual nos servimos, enseguida, con nuestros
agradecimientos por ese gesto de tanta belleza, digno de un gran poeta:
Oswaldo Soares da Cunha nació en Baguary, en el Municipio de
Figueira do Rio Doce, hoy Gobernador Valadares, el 25-02-1921. Hizo
la Secundaria en el Colegio Arnaldo, de Belo Horizonte, habiéndose
formado en Derecho en la Universidad Federal de Minas Gerais. Mas
conocido como cultor eximio del arte de las trovas, es también autor
de poemas y sonetos, algunos de los cuales figuran en antologías de
poetas brasileños. Libros publicados: Sangre de la alborada [poemas];
Rosa de los Vientos [poemas]; María [trovas]; Pastor de Nubes
[trovas]; La luna en el Pozo [trovas]; Torre Sonora [trovas]; Canción
de los Condenados de la Mina [poemas]; Mínimas [pensamientos];
Libro de las Trovas [Selección] y Trovas de Séneca [en la imprenta].
Casado con la artista plástica Ivelyse Carmelita Sigismondi Lobo.
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En El Rey de los Reyes, por la misma Editora Minerva, en 1968,
encontramos abajo una perla, que también se encuentra en la página 58
del último libro citado, confirmando las sabias palabras de Humberto de
Campos (Espíritu)/ Hermano X, en varias páginas recibidas por el
inolvidable médium Francisco Cândido Xavier (Pedro Leopoldo-MG, 2
de abril de 1910–Uberaba-MG, 30 de junio de 2002), sobre Judas Iscarioth,
a saber: 1) “Judas Iscarioth”, recibida en Pedro Leopoldo, el 19 de abril
de 1935, que aparece en Palabras del Infinito, de 1936, y en Crónicas
de Ultratumba, de 1937, la cual se constituye en una entrevista del Espíritu
de Humberto de Campos con el de Judas, página de la cual transcribiremos
la siguiente respuesta de éste, cuando fue interrogado si llegó a salvarse
por el arrepentimiento: —“No. No lo conseguí. El remordimiento es una
fuerza preliminar para los trabajos reparadores. Después de mi trágica
muerte me sumergí en siglos de sufrimiento expiatorio de mi falta. Sufrí
horrores en las persecuciones infligidas en Roma a los adeptos de la
doctrina de Jesús y mis pruebas culminaron en una hoguera inquisitorial,
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