Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española

El charco no pierde la condición de pantano y la piedra se
mantiene como un desafío que te advierte los obstáculos de la
senda; entretanto, pudiendo ver, surgirás, transformado y seguro,
para seguir adelante, venciendo las celadas de las sombras y los
aprietos de la marcha.
Así, también, es la oración en las veredas de la
experiencia.
Cuando el dolor te entenebrece los horizontes del alma,
sustrayéndote la serenidad y la alegría, todo parece obscuridad
envolvente y derrota irremediable, induciéndote al desánimo e
insuflándote desesperación; empero, si enciendes en el corazón
leve llama de oración, hilos imponderables de confianza te conectan
el ser a la Providencia Divina.
Exteriormente, en torno, el sufrimiento no se deshace de su
catadura sombría; la muerte; será siempre el velo de dolorosa
separación; la prueba es el mismo examen inquietante y el golpe
de la expiación continúa siendo la lucha difícil e inevitable, pero
estarás, en ti mismo, plenamente rehecho, en lo íntimo de tus
propias fuerzas, con la visión espiritual iluminada por dentro, a fin
de que comprendas, encima de tus dolores, el plan sabio de la
vida, que te yergue de los laberintos del mundo a la bendición del
amor de Dios.
Mensaje recibido por el médium Francisco Cândido Xavier, en reunión
pública del 11-05-1959, cuando se estudiaba la cuestión nº 663 de El libro de los
Espíritus y que fue publicado en el libro “Religión de los Espíritus” - Federación
Espírita Brasileña, páginas 83 y 84.
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