Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española

Este es un momento muy grave, que vivimos en la Tierra,
exigiéndonos discernimiento y definición
Con todo, jamás nos olvidemos de nuestras raíces eminentemente
cristianas.
La Ciencia ha ampliado los horizontes del Universo, pero Jesús
dirige los pensamientos de los hombres y mujeres de bien que se encuentran
en los laboratorios de investigación, para propiciar la felicidad y la
esperanza a favor de los seres humanos. Esto es así, porque la Ciencia, sin
Dios, es una utopía peligrosa generada por la presunción humana.
La Filosofía y múltiples escalas del pensamiento atienden a los
diversos procedimientos de la sociedad terrestre, pero es el pensamiento
de Jesús, en la filosofía del amor, que orienta la sociedad rumbo a su
plenitud.
Las religiones se multiplican fascinadas por la necesidad de
predominio de unas sobre otras, mas, solamente aquella que siga a Jesús,
enseñando la fe razonada, que estructura al ser en una ética de
comportamiento moral saludable, se le permitirá, que disfrute de la real
plenitud que le está reservada.
El Espiritismo, en su triple aspecto, se mantiene como la base que
posibilitará la construcción de una nueva sociedad feliz, cuyos fundamentos
ya se instalan en el Planeta.
Cualquier tentativa de prestigiarlo, ofreciendo primacía a uno en
detrimento de otros ángulos o puntos de vista, significa amenazarle la
estructura fundamental.
Jesús, hijos míos, es el cenit y el nadir de nuestras búsquedas.
¡Seámosle fieles!
Ciertamente encontraremos en nuestras filas, Espíritus nobles que
aún no penetraron en el significado pleno del mensaje que nos ofreció,
donando su propia vida y siguiendo con nosotros hasta aquí, a fin de
proseguir hasta el momento de la perfectibilidad relativa a la que estamos
destinados.
De ese modo, concedamos a todos el derecho de optar por aquello
que mejor les parezca, de acuerdo con la razón y la emoción, pero no
abdiquemos del carácter cristianísimo de la Doctrina Espírita, con el
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