Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española
Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española
Anuario Espírita 2003 - Federación Espírita Española
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Un zapatero, esposa e hijos vivían en una casa que pertenecía a un<br />
campesino. No poseía casa ni tierra y se sustentaba él y su familia trabajando<br />
en el oficio de zapatero.<br />
El pan era caro, el trabajo, mal remunerado y todo lo que ganaba lo<br />
gastaba en comida.<br />
Él y la esposa tenían apenas un shuba (chaquetón de piel de oveja)<br />
que estaba reducido a trapos. Durante dos años, el zapatero economizara<br />
para comprar pieles de oveja para confeccionar otro shuba.<br />
Al llegar el otoño, consiguiera reunir un poco de dinero: la esposa<br />
guardaba tres rublos, en billetes, en una caja, y cinco rublos y veinte<br />
copecks más que le era debidos por sus clientes.<br />
Cierta mañana, el zapatero se dirigió a la aldea a fin de comprar un<br />
nuevo shuba. Vistió por encima de la camisa el jersey acolchado, con olor<br />
ácido de sudor, que pertenecía a la esposa y, por fuera el caftán de lana.<br />
Puso en el bolsillo los tres billetes de un rublo, arrancó de un árbol un<br />
cayado y después del desayuno se puso en camino.<br />
Y pensó consigo mismo: Voy a cobrar mis cinco rublos a los<br />
campesinos y junto con estos, compraré las pieles para hacer mi nuevo<br />
shuba.<br />
Llegó a la aldea y se dirigió a la casa de uno de los campesinos.<br />
Como él no estaba en casa, la esposa prometió que lo enviaría con el<br />
dinero la próxima semana, pues, en ese instante no le podía pagar nada.<br />
Se dirigió a la casa de otro campesino y él le juró que no disponía,<br />
absolutamente, de ningún dinero. Pero le pagó veinte copecks por el arreglo<br />
de unas botas.<br />
En vista de eso, el zapatero resolvió que iba a intentar comprar las<br />
pieles a crédito. Pero el comerciante de pieles se negó a venderle fiado.<br />
–Traiga el dinero –dijo–, y podrá escoger lo que quisiere. Todos<br />
sabemos como es difícil recibir aquello que nos deben.<br />
Y, así, el zapatero no consiguió hacer lo que quería, mas recibiera<br />
20 copecks por arreglar las botas y recibió de otro campesino un viejo par<br />
de botas de fieltro, que debía remendar usando cuero.<br />
ANUARIO ESPÍRITA 179